Encuentro esporádico con una persona especial
Fecha: 04/11/2024,
Categorías:
Transexuales
Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos
... chupones a espuertas, se tocaban y acariciaban con ternura, se daban lamidas al cuello como perros. Experimentaban con emociones gratificantes e irresistibles. Buscaban la mejor manera de amoldarse sobre la cama para estar más cómodos. Los movimientos pélvicos aportaban placer extra durante la escena de manoseo y besuqueo, y viceversa. La penetración no se detenía en ningún momento.
A lo largo del trecho que recorrían juntos, concomitantes resuellos los tomaban por sorpresa en pleno apogeo. Una vez alcanzado el pico más alto de los placeres carnales, fueron azotados por la delectación más fructífera que podían recibir. Fue entonces que se tomaron un corto descanso antes de seguir besándose con éxtasis. En un arrebato de libídine, los chupones eran esenciales.
Andrea extendió las piernas hacia adelante, apoyó los talones a la altura de los hombros de Pablo, puso las manos a los costados del colchón, inhaló y exhaló, inclinó la cabeza hacia atrás, mantuvo el cuerpo en quietud por quién sabe cuánto tiempo, movió la cadera hacia atrás; el miembro salió del hoyo que había llenado con ese jugo blanco y pegajosos que a ella tanto le gustaba.
Al ver que la erección todavía no se había esfumado, decidió tomarla entre sus cálidas manos, limpiarla a lengüetazos y lamidas, luego la jaló para que se pusiera más tiesa y esperó a que largara todo el líquido atrapado en la uretra. Pablo la detuvo para decirle que quería besarla por enésima vez. Ella se acostó a su lado y dejó ...
... que la besara mientras le masturbaba.
—Eso fue intenso —Pablo aseveró, aún jadeante—. No pensé que lo iba a disfrutar tanto.
—Córrete una vez más —le suplicó con cara de niña inocente.
—No creo que pueda.
—Claro que puedes.
Andrea tuvo que estar un buen rato masturbándole para que acabara. Como era de esperar, la última corrida fue escasa en jugos pero gratificante en placer. Pablo largó lo poco de semen que le quedaba y Andrea se encargó de limpiarlo con la boca. Después de eso, el miembro finalmente quedó devastado y perdió su encanto.
Pablo la tomó entre sus brazos, la abrazó, la besó, la acarició, y como premio, le metió los dedos en la concha. Al introducirle el dedo índice y el dedo cordial en la parte interna del orificio, tocó el viscoso fluido que había salido de su cuerpo. Ese hoyo era un mar de fluidos corporales. En decúbito lateral, siguió dándole placer con los dedos y los labios.
Llegó un momento en el que se sintieron satisfechos con el resultado final y dejaron de tocarse. Pablo ya había tenido suficiente diversión por el día y Andrea también. Había llegado el momento de sacar a relucir la verdad que había permanecido oculta por tanto tiempo. Tras recuperar el aliento y la temperatura corporal, la mujer tomó la palabra.
—¿Recuerdas ese amigo tuyo del que me hablaste?
—Sí. ¿Qué tiene?
—Te ha extrañado un montón desde el día de graduación. Ha soñado contigo tantas que veces que es imposible contarlas. Sufrió muchísimo durante tu ...