1. Encuentro esporádico con una persona especial


    Fecha: 04/11/2024, Categorías: Transexuales Autor: Daigarus, Fuente: CuentoRelatos

    ... grandes, glúteos firmes y piernas esbeltas. Llevaba una pollera corta de color rojo, un par de tacones negros, una camisa a cuadros y aretes dorados en las orejas. Por la forma en la que estaba maquillada, parecía una furcia de la zona. No pudo evitar mirarla con atención. Ella se dio cuenta.
    
    —¿Te pasa algo? —le preguntó y lo miró a los ojos como si buscara algo en ellos.
    
    —Eh, no, perdón —respondió avergonzado—. Sólo estaba distraído.
    
    —¿Te conozco de alguna parte?
    
    —No lo creo.
    
    —Tu cara me resulta familiar.
    
    —¿No me estarás confundiendo con alguien más?
    
    —Soy muy buena reconociendo rostros —le dijo y chequeó el celular para ver la hora—. Estoy segura de que te vi en alguna parte.
    
    —Es probable.
    
    —¿Eres abogado?
    
    —No. Yo soy una persona honesta.
    
    —Quizás era otro sujeto el que me encontré en el bar —murmuró con la vista en el suelo—. Como sea, me resultas muy familiar. Creo que deberíamos vernos en algún momento. A lo mejor descubro algo interesante —dijo y le entregó una tarjetita blanca con un seudónimo y un número de teléfono. Él la tomó y se la quedó mirando como si no supiese qué decir.
    
    —Agradezco tu amabilidad, pero… yo no le entro a eso.
    
    —¿A qué cosa no le entras?
    
    —Me gustan las mujeres serias, con un objetivo por delante. Las mujeres como tú no tienen futuro.
    
    —¿De qué estás hablando? No entiendo a qué te refieres con eso de que no tenemos futuro.
    
    —Mira, no quiero ofenderte —intentó sonar lo más cortés que podía—. Es que no me ...
    ... caen bien las mujerzuelas que venden su cuerpo por dinero. Admiro el esfuerzo que haces por verte bonita y coquetear con desconocidos, pero yo no soy el más indicado para esto. La prostitución me parece un trabajo mediocre.
    
    —¿Prostitución? —Se lo quedó mirando boquiabierta, incapaz de reaccionar—. ¿Te parezco una prostituta?
    
    —¿No lo eres?
    
    —Claro que no, galán. Soy mucama y bailarina nocturna —le contó y se lo tomó con humor—. Trabajo en el hotel Cambodia, actúo en el bar los fines de semana. Me pagan por limpiar las habitaciones y bailar frente a los clientes.
    
    —¡Ay, Dios! Qué tonto fui al pensar eso —se tapó la boca por lo que había dicho antes. Se le caía la cara de vergüenza—. Te ruego que me disculpes. No era mi intención hacerte sentir mal.
    
    —No me molesta. A cualquiera le puede pasar.
    
    —Merezco que me des una bofetada por lo que te dije.
    
    —Si quieres quedar bien conmigo, ven a visitarme el próximo sábado por la noche. No es necesario que te hospedes en el hotel para ingresar al bar. Diles a los empleados que vas de mi parte. No te fastidiarán.
    
    —¿Por qué quieres que vaya a verte? A mí no me agrada mucho esa clase de espectáculos.
    
    —Necesito hablar con alguien. A nadie le interesa escucharme. He estado tan aislada que apenas me siento humana.
    
    Al pensarlo, Pablo notó que la franqueza con la que hablaba la mujer era legítima. Ella no parecía estar satisfecha con la vida que llevaba y quería que alguien le prestara atención. No era su culpa que los ...
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