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En el primer concierto
Fecha: 05/11/2024, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... que encontró dos pesadas pulseras de pinchos. Le estaban algo grandes y bailaban en sus muñecas, pero al verse con ellas puestas decidió que no importaba demasiado. Cogió su teléfono y la cartera y se marchó al concierto. A pesar de que llegó al local donde se daría el concierto con casi cinco horas de adelanto ya vio a unas cuantas personas haciendo cola. Se colocó detrás de ellos, algo intimidado al notar que tenían la edad de su hermano y que además nadie venía solo. Por fortuna se había traído baterías portátiles, por lo que intentó ignorar la sensación de marginación y el aburrimiento de la espera a base de juegos en el móvil. Conforme avanzaba el tiempo la cola se hacía más y más larga y aumentaba el bullicio. Hubo unas cuantas carreras cuando se corrió el rumor de que la banda había llegado, pero decidió que no merecía la pena perder su puesto en la cola por un rumor que podía o no ser cierto. Una hora antes de que empezase el concierto abrieron las puertas. La emoción embargó a Álvaro mientras enseñaba la entrada al gorila que custodiaba el acceso. La sala era pequeña, más pequeña de lo que había esperado, con una galería superior, una minúscula barra de bar y el escenario como tal. Su hermano ya le había avisado de ello, pero verlo en vivo era diferente. Consiguió llegar a la barrera de vallas metálicas que delimitaba el foso y aferrándose con fuerza al metal se comió con los ojos el escenario, impaciente. Era tal su nerviosismo que apenas podía parar quieto, ...
... dando saltos en el sitio. Ni siquiera se percató de la inmensa mole que se situó a su lado, mirándole divertido. –Eres novato ¿eh? –hasta su vozarrón profundo y grave hacía juego con su apariencia. Álvaro se giró sobresaltado y sintió que se le abrían los ojos de par en par. El hombre que tenía a su lado alcanzaba los dos metros de alto, quizá en parte gracias a las pesadas botazas de cuero y punta metálica que llevaba. Vestido de cuero negro de pies a cabeza, su torso en exceso musculado parecía llenar por completo la ceñida cazadora de cuero que vestía, desgastada y despellejada en más de un punto. Pesados brazaletes de pinchos ascendían de la muñeca hasta el codo y su larguísima cabellera negra oscilaba por debajo de las nalgas. Sus ojos negros eran fríos y calculadores y en la barba ya presentaba alguna que otra cana que no le desmerecía en absoluto. –Es mi primer concierto –contestó algo apocado. Fijándose mejor en el gigante que tenía a su lado se percató de que la única nota de color estaba en su muñeca, en una pequeña pulsera con la bandera arcoíris que quedaba casi oculta por los brazaletes de pinchos. Más tranquilo relajó la postura y le dirigió una tímida sonrisa. –Se nota. ¿No ha venido tu hermano contigo? –ante la cara de sorpresa del jovencito, el hombrón se echó a reír con franqueza antes de proseguir–: Soy amigo de Albertito desde que era un enano como tú o antes, tenéis los mismos ojos y el mismo pelo. Sois los dos únicos rubiales que hay por ...