1. En el primer concierto


    Fecha: 05/11/2024, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... aquí. Yo soy Héctor, supongo que si tu hermano te ha contado algo de mi ya sabrás quién soy.
    
    Con cierta timidez se puso los largos mechones rubios detrás de las orejas. Iba a responder cuando un brutal empujón le incrustó en las barreras de contención del foso. Héctor se encaró con los que estaban armando alboroto y a un solo gesto suyo las cosas se calmaron. Cogiendo a Álvaro del codo le arrastró hasta colocarle delante de él, actuando a modo de muro humano. Aún algo dolorido el joven se percató de la inmensa diferencia de altura, posiblemente no tendría problemas en mirar por encima de su cabeza y así se sentía más protegido.
    
    –¿Estás bien? Te has llevado un buen golpe.
    
    Su enorme manaza le palpó con delicadeza el estómago al tiempo que le acercaba algo más a él. Sus ojos negros le estudiaron con cierta curiosidad. Casi como tentándole bajó un poco la mano, hasta situarla por poco sobre el pubis. Una media sonrisa asomó a su rostro, casi codiciosa.
    
    –Estoy bien, gracias por apartarme, no sabía que se pondría así incluso antes del concierto.
    
    –Sí, estos conciertos cerrados pueden ser bastante salvajes, y una vez que se apagan las luces no hay nada que hacer, nadie puede verte, ni ver lo que haces –añadió con doble sentido palpando la entrepierna de Álvaro que se mordió los labios con fuerza para no delatarse–. ¿Tu hermano no ha venido?
    
    –No –respondió mientras negaba con la cabeza– tenía trabajo que hacer. No ha podido cogerse el día libre.
    
    –Bueno, peor ...
    ... para él, pero yo cuidaré bien de su hermanito, si su hermanito quiere, claro está.
    
    Por si el doble sentido que impregnaba cada una de sus palabras no fuera suficiente, la manaza de su entrepierna le dio un ligero apretón al tiempo que le sobaba con más ganas, siempre de forma disimulada. Dando un rápido vistazo a su alrededor se percató que nadie les prestaba atención, la mayoría bebía o charlaba animadamente con sus amigos y el inmenso corpachón de Héctor ofrecía una cobertura perfecta. Sonriendo aliviado al convencerse de que tenían cuanta privacidad podrían tener dadas las circunstancias, acarició el gran bulto que empezaba a marcarse en los pantalones de cuero del gigante.
    
    –El hermanito quiere –respondió de forma traviesa mientras sus manos recorrían arriba y abajo un bulto más que grande.
    
    Parecía que iba a responderle algo, pero las luces se apagaron en ese mismo momento. Toda la sala quedó a oscuras salvo las luces rojas que iluminaban el escenario y un par de focos amarillos para garantizar una mínima visibilidad. Por los altavoces empezaron a atronar los primeros acordes mientras las manos de Héctor aprovechaban la oscuridad para colarse por el estrecho pantalón del joven y acariciarle directamente sobre el tanga. Álvaro ahogó un gemido que de todas formas nadie escuchó, pues el grupo ya había salido a escena y empezaba el concierto. La música cruda y visceral retumbaba y la marea de gente de dentro de la sala se movía enloquecida, empujándoles y zarandeándoles ...
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