1. Mi odiosa madrastra - Capítulo 2


    Fecha: 07/11/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    La restricción ya se estaba haciendo sentir en la calle. A partir del diecinueve de marzo se decretó la cuarentena obligatoria, y se determinó que las personas sólo podrían salir de sus casas para comprar alimentos y medicamentos. La verdad es que parecía estar viviendo, de repente, dentro de una película de ciencia ficción postapocalíptica. Pero la situación no me desesperaba. Incluso hasta me parecía interesante en cierto punto. Además, mi personalidad responsable y honesta, me llevaba a acatar las normas sin hacerme demasiadas preguntas. Por otra parte, en teoría, la cosa iba a durar solo hasta fin de mes. Está de más decir que eso finalmente no fue así, pero en ese momento era lo suficientemente optimista —o ingenuo—, como para creerlo.
    
    El segundo día de cuarentena me encontraba en la cama, y eso que ya era el mediodía. No era de dormir mucho, pero la noche anterior me había quedado hasta tarde viendo unas películas de terror que había descargado en mi computadora.
    
    Me di una ducha rápida. Me sorprendió el hecho de que no hubiera rastros de Nadia, ni en la sala de estar ni en la cocina. Pensé que también estaría durmiendo. Mejor para mí, pensé. Me hice un sándwich con unas fetas de fiambre que había en la heladera. El departamento se sentía enorme cuando me encontraba solo. Pero eso no me gustaba mucho, pues inevitablemente me traía el recuerdo de papá, cuando todavía estaba vivo. Inesperadamente sentí que extrañaba muchísimo a mi ex, Érica. Pero no iba a caer tan ...
    ... bajo como para escribirle. Tenía en claro que esa repentina nostalgia se debía únicamente a que me sentía solo. Me la tenía que aguantar, no me quedaba otra.
    
    El día anterior Nadia me había dicho que tendría que colaborar con la limpieza de la casa. Me había indignado mucho al escucharla, pero tampoco podía vivir en un chiquero. Concluí que lo mejor sería limpiar, cada tanto, por cuenta propia, sin darle el lujo de que fuera ella quien tuviera que recordármelo. Además, el departamento no era muy difícil de limpiar. Apenas entraba polvo. Eso sí, ni loco me ocuparía de su habitación. De eso que se encargue ella, pensé.
    
    En cuestión de una hora ya había terminado. En ese momento Nadia apareció, entrando por la puerta principal.
    
    — ¿Dónde estuviste? —pregunté, molesto, pues se suponía que debería estar adentro.
    
    — ¿Perdón? ¿Me estás controlando? Ni que fueras mi marido —respondió ella, irónicamente. Vestía un minishort de jean y una remera musculosa roja. Cómo le gusta andar por la vida calentando pijas, pensé para mí, pero no lo dije, obvio—. Fui a hacer unas compras —me dijo después, mostrándome una pequeña bolsa que llevaba en su mano.
    
    — ¿Me estás cargando? Hace más de una hora que me levanté y desde entonces ya no estabas. O sea que estuviste afuera más de una hora. No podés tardar tanto en el supermercado.
    
    — Es que fui al que está cerca de la estación, porque en el chino de acá no tiene la marca de shampoo que me gusta —aclaró ella, con total aplomo.
    
    — ¡Tenés ...
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