Mi odiosa madrastra - Capítulo 2
Fecha: 07/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... que ir al negocio más cercano! Así son las cosas. Sólo podemos salir para hacer las compras y volver rápido a casa. Si te para gendarmería, vas a tener problemas —le dije—. Tu domicilio está en tu documento, así que se van a dar cuenta fácilmente si estas en un lugar en el que no tenés que estar.
Nadia soltó una carcajada.
— Javier tenía razón. No te parecés nada a él —comentó—. No hace falta que seas tan estricto. No estamos en una dictadura. No creo que vaya presa por ir un par de cuadras más lejos de lo que supuestamente está permitido ir.
— Te agradecería que no nombres a mi padre —contesté, ya que cuando ella lo hacía, no podía evitar recordar que se murió en sus brazos, o mejor dicho, en sus piernas, mientras estaban cogiendo como dos adolescentes libidinosos.
— Bueno, era mi marido, no puedo evitar nombrarlo de vez en cuando —respondió Nadia. Su rostro se entristeció. No me cabían dudas de que sentía cariño por el viejo, pero eso no la hacía menos despreciable a mi vista.
En ese momento tuve una ocasión perfecta para humillarla, recordándole que en realidad no era su marido, pues nunca se habían casado legalmente. Pero por esa vez se la dejé pasar.
De todas formas, estaba molesto con ella. No entendía cómo es que no era capaz de respetar las nuevas normas vigentes. Si todos las obedecíamos a rajatabla, en poco tiempo podríamos volver a la normalidad. Además, por culpa de irresponsables como ella, las personas con mayor edad terminaban muriendo.
— ...
... Veo que limpiaste la casa. Me parece muy bien que hayas decidido colaborar. Te estás comportando de manera madura —dijo ella, cambiando de tema.
— Lástima que no puedo decir lo mismo de vos —retruqué, afilado—. Tu actitud rebelde es digna de una adolescente díscola.
Hizo de cuenta que no me escuchó, y se metió en la cocina para tomar agua, pues estaba sedienta.
Me adueñé de la sala de estar. Me quedé viendo la televisión, ignorándola por completo. Esperaba que se recluyera en su cuarto el mayor tiempo posible. Quizás deberíamos hacer un acuerdo sobre durante cuánto tiempo podía usar cada uno de nosotros el living, pero mientras ella no me dijera nada, yo aprovecharía para ocupar la mayor parte del departamento por el mayor tiempo posible.
Pero ella sólo se metió en la habitación durante unos minutos. Al rato apareció. No pude evitar quedarme mirándola durante un momento, pues no terminaba de acostumbrarme a lo suelta de ropa que andaba dentro de la casa. Sólo vestía un conjunto de ropa interior con encaje. Apagó el aire acondicionado, y se fue a recostar en el sofá más grande, desparramando su arrogante figura en él.
— ¿Qué estás viendo? —me preguntó.
No podía negar que tenía un cuerpo escultural, a la altura de mujeres famosas como Sol Pérez o Gina casinelli, dos hembras a las que seguía de cerca en Instagram, aunque Érica siempre se burlaba de mí por hacerlo.
— Sólo te miro porque no estoy acostumbrado a vivir con una mujer que anda medio desnuda por la ...