1. Mi odiosa madrastra - Capítulo 2


    Fecha: 07/11/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... vida —contesté.
    
    Ella soltó esa carcajada estridente suya que ya empezaba a fastidiarme.
    
    — Te hablaba de la televisión. ¿Qué estás viendo en la televisión?
    
    Me puse rojo de la vergüenza, y ella me miraba con cara de odiosa, regodeándose en mi humillación.
    
    — Nada. Es una película que ni siquiera sé el nombre —dije, tratando de hacer de cuenta que lo anterior no había pasado—. La próxima vez que quieras apagar el aire, primero avísame —dije después.
    
    — Es sólo por un par de horas. Tenemos que ahorrar electricidad. No te olvides de quién paga las cuentas.
    
    Se habría de creer una especie de diosa egipcia, recostada ahí, con ese cuerpo de belleza arquetípica. Un cuerpo ideal para poner fotos en Instagram y recibir un montón de likes y de comentarios obscenos que le inflarían el ego más de lo que ya estaba. Si Edu y Tomi la vieran, se volverían más estúpidos de lo que ya de por sí eran. Joaco también quedaría embobado, obvio, pero al menos tendría la dignidad de disimularlo de la mejor manera posible. Pero yo nunca fui el típico pendejo que se da vuelta a mirar cada lindo culo que se me cruza en la calle. No es que no disfrute del cuerpo femenino, pero para todo hay un momento, y sobre todo, me gustaba que me consideren una persona respetuosa. A la larga, eso me beneficiaba, pues las chicas maduras como Érica, no se ponían de novias con cualquier pajero.
    
    Según Nadia, ella se sentía con la libertad de andar así por la casa, porque confiaba en mí, y tenía la ...
    ... certeza de que no me iba a propasar. En eso tenía un punto. No podía negar que cualquiera que estuviera en mi lugar, no tardaría más de dos minutos en tirarse un lance. Pero algo me decía que lo que quería la muy zorra era provocarme, aunque no terminaba de cerrarme el motivo por el que lo hacía. Estaba claro que yo jamás ofendería la memoria de papá.
    
    Me costaba concentrarme en la película, teniendo a mi madrastra entangada a unos centímetros de mí. Además, aunque yo no le prestara la menor atención, cada tanto ella me hacía recordar su presencia, haciendo algún comentario sobre la película. Por otra parte, no quería dar el brazo a torcer. Por esa tarde el televisor de cincuenta y cinco pulgadas y el living serían míos. Si a ella no le gustaba, que se esfumara.
    
    Pero para mí alivio, fue ella misma la que me dejó solo, incluso antes de que terminara la película.
    
    — Voy a aprovechar el sol —murmuró.
    
    Se metió en su habitación, y enseguida salió, todavía en ropa interior, con una colchoneta y una manta en sus manos. Corrió el vidrio del ventanal, y salió a la terraza, cosa que me llamó la atención.
    
    Lo malo de vivir en un edificio, es que no se cuenta con un patio. Pero como compensación, nosotros teníamos una enorme terraza que podíamos disfrutar de diferentes maneras. A mí me gustaba salir a leer. Era muy agradable sentir la brisa en la cara, mientras me zambullía en la lectura. Nadia, por su parte, tenía otra manera de disfrutar de ese espacio, y yo estaba a punto de ...
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