La hospitalidad del coño de mi cuñada
Fecha: 09/11/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Insomne, Fuente: CuentoRelatos
Eso sucedió hace un tiempo ya, en un momento donde la economía de la familia estaba algo difícil y necesitaba mejorar mi trabajo. Fue entonces cuando surgió una oportunidad de capacitación que me permitiría acceder a un puesto mejor y más estable, el único problema es que vivo en el pueblo y debía instalarme unos días en la ciudad para ello.
Para no afectar innecesariamente la cuenta bancaria, con mi esposa decidimos que viajaría solo, ella se quedaría en el pueblo con los niños y además llamó a su hermana, que vivía en la ciudad para ver si podía quedarme en su apartamento durante esos días, la cual accedió gustosamente.
Con Laura, mi cuñada, siempre nos llevamos muy bien aunque nos veíamos poco nos conocemos desde hace mucho tiempo. A diferencia de su hermana, mi esposa, que es más reservada, sedentaria y poco aventurera, ella es un espíritu libre, siempre viajando por el mundo, sin echar raíces, vive sola y no se ata a nadie.
Salí entonces con casi nada de equipaje ya que sólo serían un par de días, una mochila con pocas cosas para andar cómodo por la ciudad y no interferir mucho con su vida. Y menos mal que no traje más cosas, porque cuando salí del aeropuerto ella me estaba esperando allí, con su tradicional postura llena de confianza, una sonrisa en el rostro y dos cascos colgando del brazo.
─Uf, por fin llegas, ya me aburría de esperarte. ─me dice de forma burlona cómo suele dirigirse a mí.
Nos dimos un abrazo de colegas y le digo.
─Dime que le estás ...
... sosteniendo eso a alguien y que has venido en el coche.
─Ah vamos, no seas tan fastidioso, ese coche era una molestia con el tráfico que hay aquí así que lo he vendido y me compré esa maravilla.
Señala una moto poderosa, impecable, aunque con un par de rayones que no me dan nada de confianza que combina a la perfección con su atuendo de jeans y chaqueta de cuero, abierta para mostrar su ajustada camiseta.
Laura siempre fue una niña mona para mí, pensando que es mucho menor que mi esposa y unos diez años menor que yo, pero ahora que andaba por sus 25 ya parece más una mujer muy atractiva, con una hermosa cabellera larga y un cuerpo que atrae miradas a donde va.
─¿Y tú pueden conducir ese trasto sin problemas?
─Claro que si pesado... aunque nunca he ido con alguien tan panzón cómo tú, así que ponte el casco si te entra en la cabezota.
─¡Oye! Tampoco tanta panza, que me he estado cuidando. ─le replico siguiéndole la broma.
─Pues la verdad es que si estás algo más follable, que pena que tú y tu esposa sean tan mojigatos.
Su comentario me coge con la guardia baja y no sé qué decirle, sé que bromea sólo para fastidiarme, pero de algún modo insertó la idea de verla de forma sexual y en un muy mal momento, porque acto seguido ambos nos subimos a la motocicleta, tomó la autopista y salió echando leches, pasando imprudentemente entre los demás vehículos a tal velocidad que la mochila me hacía irme para atrás, así que debía sujetarme con fuerza abrazándome a su ...