Follada en el hospital
Fecha: 12/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mujer en los pasillos, las que había iban a parir o eran enfermeras, y ambas tenían sus baños propios, así que no me preocupé. Saqué mi ropa de la bolsa, que consistía en unos pantalones cortos, una camiseta ancha y un tanga. Odiaba estar más de un día con el mismo tanga puesto. Cómo siempre, no llevaba sujetador porque no uso. Lo dejé todo sobre el lavabo y comencé a desnudarme. Me quité la falda y luego el top, quedándome solo en tanga. Me miré en el espejo y, aunque está mal que yo lo diga, cada día mi cuerpo me gusta más. Buen culo, buenas caderas, tetas en condiciones y ni un gramo de grasa.
Justo cuando me iba a quitar el tanga escuché cómo abrían la puerta, y al girarme para ver quién era vi que se trataba de Vicente. Rápidamente cogí la camiseta ancha y me la lié al cuerpo para tapar mis tetas, aunque ya las había visto más veces cuando hacía topless o en el último relato sobre él que escribí.
-¿Qué pasa? -pregunté- ¿Necesitas algo?
Estaba serio, mirándome de arriba a abajo. No contestaba.
-¿Vicente? ¿Ha llegado Carlos?
No entendía porqué me miraba fijamente pero no decía nada. Tardó poco en darme una explicación, ya que se giró, echó el pestillo a la puerta y se acercó hasta mí. Con un movimiento rápido y fuerte le pegó un tirón a la camiseta de su hermano y me dejó desnuda. Me intenté cubrir las tetas con las manos pero él, agarrándome las muñecas con fuerza, lo evitó, dejándolas al descubierto y mirándolas fijamente. Vicente y Carlos eran muy ...
... distintos, a Carlos le gustaba complacer a las mujeres y para él lo principal era el placer de su pareja. Vicente solo pensaba en su polla, en correrse y hasta la vista. Eso me ponía mucho.
Me empujó contra la pared, sin hablar ni una sola palabra, y comenzó a comerme el cuello. Me lo mordía, besaba y lamía, y yo gemía intensamente. Me ponía mucho la situación, Vicente siempre me había puesto cachonda, y que me comiesen el cuello también. Subió y comenzó a besarme. Me comía la boca como un animal. No era cariñoso, yo no le importaba, simplemente estaba cachondo y quería deshacerse de la tensión acumulada por el parto. Le mordí el labio suavemente y soltó un gruñido indicándome que le gustaba. Yo estaba super cachonda, y del calentón rodeé su cintura con mis piernas mientras me tenía contra la pared por mis muñecas. Me agarró del culo y me levantó en el aire hasta que me sentó sobre la piedra fría del lavabo. Seguía comiendome la boca y el cuello, y ahora que sus manos estaban libres me amasaba las tetas como si fuesen de gelatina. En mi cabeza sólo podía pensar en su mujer, pariendo, mientras su marido se estaba liando conmigo. Seguro que tenía las tetas más firmes que mi cuñada, sin duda estaba más buena que ella.
Escuché cómo se desabrochó el pantalón, bajando la cremallera de la bragueta. Tiró del tanga y lo rompió, y segundos después noté el calor de su polla buscando la entrada de mi coño. No hizo falta mucho, y cuando la encontró embistió rápidamente, metiéndome la polla ...