Jugando al escondite
Fecha: 14/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... vuelta cuaderno, hablamos y me dijo que le gustaban mis fantasías. Por lo visto le parecían imaginativas, pero también le excitaban, y muy avergonzada pero con la intención de provocarme, me confesó que se había masturbado varias veces durante las vacaciones, casi una vez con cada aventura que había leído. Susurrando y poniéndose colorada, me contó como lo hizo en la bañera del hotel, en su cama por la noche revolviéndose entre las sábanas, e incluso una vez en secreto y siendo silenciosa mientras hablábamos por teléfono en la distancia.
Aquello me sorprendió pero también me hizo sentir muy halagado.
Siguió narrándome como en un día de playa que había estado leyendo llegó un momento en que tuvo que meterse al agua hasta que le cubriera lo suficiente y acariciarse disimuladamente metiendo sus manos por debajo de su bikini morado favorito. Al final le pregunté si eso significaba que quería tener sexo conmigo, pero al parecer seguía sin ser el momento.
La espera continuaría algo más de tiempo.
Seguimos viéndonos cada vez más veces en mi casa o en la suya cuando no había nadie, me preguntaba cosas sobre mis fantasías, con curiosidad, mientras nos devorábamos el uno al otro y a veces me dejaba acariciarle o besar su cuerpo con la misma condición de siempre: no bajar de su cintura.
Recuerdo otra ocasión en que, mientras estaba sentado, se acercó a mi oído y me dijo que quería “hacerme una paja”. Durante un rato no pude parar de reír, por la forma algo brusca y ...
... fuera de contexto en que lo dijo, y también me chocó un poco, pero por supuesto me excitaron sus palabras, así que le expliqué que yo estaba dispuesto a todo y si quería algo en vez de decirlo y ponerse tan colorada como estaba ahora, lo mejor era que simplemente lo intentara y si no me parecía bien yo se lo diría para que parara.
Sentada frente a mi, se echó un poco hacia atrás y separó las piernas para tener espacio y poder desabrocharme el pantalón y meter su mano en mi ropa interior en busca de mi sexo. Iba demasiado rápido y se notaban sus nervios, así que, con la intención de que se relajara, empecé a besarla, a saborear su lengua y sus labios mientras dejaba que mi miembro se endureciera entre sus dedos. La besé un poco por el cuello, pero me hizo parar. Decía que la ponía muy mala y que me relajara y me dejara hacer, dejándome como único encargo que le guiara un poco, ya que ella no sabía como hacerlo y le daba miedo hacerme daño.
La verdad es que María era un poco inocente, o tal vez solo lo fingía… Pero eso tenía su punto morboso.
Empezó a deslizar su mano, moviéndola arriba y abajo por todo el tronco preguntándome si lo hacía bien y asintiendo solo le corregí para que lo hiciera más lento. Quería que me permitiera disfrutarlo, con calma, jugando y sin centrarse solo en una zona. Siguiendo mis instrucciones hizo algunos círculos con su pulgar sobre mi glande y relajó sus caricias para que fueran calmadas, sin apretar, dejando que la palma de su mano solo se ...