Jugando al escondite
Fecha: 14/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos
... se la sacaba para poner un poco de pausa, recuperar la serenidad y no terminar antes que ella. Se retorcía entre las sábanas y me pedía que siguiera, y yo me dedicaba a explorarla por dentro con mis dedos, metiéndolos despacio y buscando que el movimiento le hiciera disfrutar al máximo. Al girarlos, mis yemas palparon y rozaron una zona en la parte superior, dentro de ella, que se notó que era especialmente sensible. No dejaba de decir que le encantaba aquello, que siguiera un poco más. Y yo continué, pero solo hasta que estuve preparado para dejarle sentir de nuevo la dureza de mi sexo, ya que entonces coloqué sus piernas sobre mis hombros e hice que levantara un poco sus caderas para que el ángulo en que penetraba que mi glande acariciara aquel punto mágico que había encontrado recientemente.
María gemía.
Cerraba sus ojos mientras se sujetaba fuerte a las sábanas. Le invité cogiendo su mano y llevándola hasta su clítoris a que se acariciara un poco para que su placer mayor. Quería que se sintiera libre, plena, feliz, pero aunque me hizo caso, no pudo hacerlo durante mucho tiempo porque se corría. Lo supe por sus jadeos, aunque no dijo nada, todo su cuerpo tembló y su boca entreabierta dejaba escapar los sonidos de su orgasmo en forma de respiración intensa que poco a poco se fue calmando.
Al contemplar como soltaba las sábanas y sonreía le pregunté y efectivamente había terminado. Ella me hizo la misma pregunta, pero le dije que había aguantado todo lo posible ...
... para esperarla y, en ese momento, decidida, se incorporó en la cama y se acercó a mí para conocer que fantasía tenía en ese instante para poner punto final. Mi tímida amante insistía y me besaba. Se abrazaba a mí mientras me preguntaba casi suplicando que podía hacer para que yo también tuviera mi momento, pero yo no sabía que responder por que lo quería todo. No podía decidir de que forma me daba más morbo correrme o sobre que parte de su cuerpo, así que pensé en nuestra historia juntos, en todos los momentos íntimos que ella había tenido conmigo y finalmente le pedí que terminara lo que quiso hacer hace un tiempo con sus manos.
María se humedeció las manos con un poco de saliva dejando claro que recordaba aquella vez que le conté como quería que lo hiciera, luego empezó a recorrer el tronco de mi sexo, moviendo sus dedos por cada milímetro y haciendo que se deslizaran lentamente y con suavidad. Me miraba y se mordía el labio inferior cuando me veía jadear de placer. Aceleraba sus manos y pasaba a acariciar también el glande y a notarlo palpitando y a punto de estallar, cuando le confesé que iba a correrme.
Aun tengo la visión de como comencé a expulsar algunos chorros calientes que gotearon sobre sus dedos mientras casi rogaba que no parara aún. No detuvo sus mimos por todo mi miembro mientras yo seguía mojándola con las últimas gotas de leche, hasta que acabé relajado, besándola, acariciando su cuerpo y recuperando el aliento.
Después de aquel día nuestra relación ...