1. Negra


    Fecha: 16/11/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pequeña niña negra salió del colegio y un gran coche blanco se detuvo a su lado. La ventanilla trasera se bajó y su amiga Elena la invitó a subir con una sonrisa y ganas sinceras de pasar unos minutos más con ella.
    
    — Vamos, Yoana. Sube —la instó la madre— Daremos un rodeo para dejarte en casa. No es ninguna molestia.
    
    Yoana lo entendió a la primera: “No es ninguna molestia”. La madre, contrariada, había tenido que ceder ante la insistencia de su amiga. Y Yoana se subió junto a su compañera de clase en el asiento de atrás de aquel coche enorme. La mujer, al volante, quiso mostrarse agradable y le dio conversación.
    
    — Entonces, Yoana, ¿qué quieres ser de mayor? Porque no querrás ser costurera, ¿verdad?
    
    — No lo sé, señora.
    
    Al llegar a casa, Yoana se lanzó a los brazos de su madre, con los ojos anegados, y la abrazó muy fuerte antes de sacar sus cuadernos escolares. Una frase arrogante acababa de fabricar a la más agradecida de las hijas y a la más aplicada de las colegialas. Yoana no evitó el colegio, donde algunos maestros, padres y compañeros creían muy limitadas sus posibilidades. Al contrario, tomó aquel sutil y velado menosprecio como algo normal contra lo que debería luchar el resto de su vida. Su determinación implicaba no dar poder a ninguna circunstancia adversa, ni permitir que se convirtiera en un trauma.
    
    Yoana intuía que yo era un buen tipo. Si hubiera sido un mediocre la habría atosigado durante toda la fiesta. Un hombre agradable, si bien algo ...
    ... tímido y ciertamente cohibido a causa de los estereotipos.
    
    — Yoana, quería preguntarte una cosa… Esto… Tengo entendido que te gusta mucho leer… —farfullé.
    
    — ¡Ogh, Alberto! No me vengas con esas… —me interrumpió, frustrada— Y no me malinterpretes, estoy encantada de saber que no eres un palurdo que no ha vuelto a abrir un libro desde que terminó el posgrado, pero ahora mismo lo único que me interesa es pasarlo bien. Mira, vivo sola en un ático precioso, en el trabajo estoy rodeada de cretinos y, para colmo, hace un año que rompí con el que creí que sería el hombre de mi vida y llevo, déjame pensar, cinco meses sin follar. Espera, no, estamos a finales, ¡Seis…! ¡Seis meses sin echar un polvo!
    
    — Creo que necesito otra copa —aduje— ¿Te estás insinuando?
    
    — Bueno… Si necesitas un trago, hay tequila en la sala de juntas.
    
    — Excelente idea —respondí.
    
    Yoana dejó su vaso y zigzagueó hasta la puerta del hall, que empujó con torpeza. Yo la seguí escaleras arriba, inquieto y procurando no mirar demasiado su formidable trasero. Entonces, Yoana se detuvo frente a la puerta de la sala y apoyó la espalda contra la pared.
    
    — Alberto, estoy a punto de cumplir los cuarenta —mintió— Te lo advierto, si intentas violarme, no me resistiré. Pensaré en la menopausia.
    
    De pronto, con un impulso irracional, Yoana se me acercó con tal vehemencia que estuve a punto de retroceder un paso.
    
    — Has bebido demasiado —le digo.
    
    — Y tú no lo suficiente.
    
    La vi fruncir el ceño. Afloró tanta ...
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