1. Negra


    Fecha: 16/11/2024, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dedos no consiguen abarcar todo el contorno. La punta de su pulgar se queda a un centímetro del resto de sus dedos. Su boca, en cambio, se distiende voraz y engulle no sólo el glande, sino casi un tercio de mi verga.
    
    —Por Dios… —gimo ante el temerario cabeceo que la abogada emprende casi de inmediato.
    
    Me noto tenso entre sus carnosos labios de negra, tengo la verga dura como una piedra de mármol. Entonces se debate, algo le falta. Rápidamente termina de despejar el camino. Ha abierto por completo la cremallera para liberar también mis testículos.
    
    Ahí sí se despacha a gusto, un plato combinado de huevos y rabo de toro. Eso sí, primero empuña mi verga por la base y sonríe como una cría complacida con el delicioso helado que va a chupar. De hecho, al estrujar mi miembro Yoana hace surgir una gota transparente del exiguo orificio de la punta. Lo relame a conciencia, trazando círculos con la lengua en torno a mi hinchado glande hasta hacerme jadear.
    
    Inquieto, me revuelvo reprimiendo el deseo de tomarla por la nuca y follarle la boca hasta las últimas consecuencias. No lo hago, ni lo haré mientras que ella no deje de hacer lo que hace. Se nota, y de que manera, que la abogada está haciendo algo con lo que ha fantaseado mucho últimamente.
    
    Es ella la que no puede resistirse a eso tan duro que frunce sus labios, realmente chupa siguiendo el dictado de su propio deseo. Su mano me masturba con suavidad, siguiendo la cadencia con que cabecea. Luego me mira a los ...
    ... ojos.
    
    Contrariamente a aquella decepcionante primera impresión, en ese instante no hay para mí otra mujer tan exótica y hermosa como ella. No es solamente su piel zaina y resplandeciente como el oro, son esos almendrados ojos negros, esa ondulada y oscura melena, esa nariz deliciosamente chata y, sobre todo, esos carnosos labios que van y vienen a lo largo de mi polla.
    
    Entonces Yoana se enterró mi vibrante verga hasta las amígdalas, haciéndola desaparecer casi por completo. Teniendo en cuenta que mi miembro llega a alcanzar los dieciocho centímetros, aquel alarde resultó casi inaudito. Y ahí no quedó la cosa, la abogada rodeó con sus labios todo el contorno de mi miembro y, sin prisa, lo fue dejando escapar.
    
    Al terminar, Yoana frotó maliciosamente la parte inferior de mi glande con la punta de la lengua, sonriendo con esa ordenada fila de dientes blanquísimos. Y luego comenzó a subir y a bajar. Una, dos, tres veces, lentamente. Una, dos, tres veces, imponiendo un ritmo mayor…
    
    Entonces, la consejera y protegida de Don Simon cerró los ojos y pasó a modo automático. El entusiasmo con que Yoana mamaba mi miembro, me dio fuerzas para soportar aquella tortura. Sin embargo, el delicioso cabeceo de Yoana fue haciendo mella poco a poco en mi solida determinación.
    
    Sus mejillas hundidas hacían patente la fuerza con que estaba succionando mi miembro. El húmedo y cálido interior de su boca aumentaba mi percepción de que la abogada estaba implorando por un poco de semen.
    
    A medida ...
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