Euterpe y Tauro (1)
Fecha: 27/10/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... algo que permitía, con algún fundamento, suponer la magnificencia de sus inferiores gracias: Los pies, blanquísimos, como su cutis, pequeñitos, preciosos, perfectos por demás, con unos deditos que eran todo un primor de podológica belleza. Lo de poder apreciar tales piececitos se debía a la marcada tendencia de la artista a descalzarse en el escenario, con lo que buena parte de su actuación la hacía a pies desnudos…
Otra particularidad de la artista del “País del Hielo” era su gran facilidad para conectar con el público, aunque aquí debe decirse que la inmensa mayoría de las personas que esa noche abarrotaban el teatro eran rusos, de nacimiento o estirpe, por lo que entendían perfectamente cuanto la estrella cantaba y decía, que esa era otra, los no pocas veces extensos parlamentos que precedían a muchas de sus canciones. A todas luces, en tales peroratas bromeaba con el público, pues era de verse la hilaridad que entre el auditorio provocaba en tales ocasiones
Pero no era esto sólo, sino que el despiporren era cuando la estrella bajaba del escenario, zambulléndose, más empírica que teóricamente, entre el público, y era de ver cómo, entonces, las gentes se levantaban de sus asientos y acudían a ella y cómo la artista recibía a todo el mundo con total liberalidad, sin mediar escoltas ni Cristo que lo fundó entre la estrella y sus admiradores; la gente iba a ella con flores, ya en ramos, ya una sola engarzada en su tallo. La rusa dejaba que ese público la tocara, la ...
... besara, la abrazara, rindiéndole así su homenaje de admiración y cariño, lo que ella agradecía con un “Spasiva”… “Balshoe Spasiva”, “Gracias… Muchas gracias”
Y a Juan Gallardo todo eso le impresionaba hasta lo más profundo de su ser. Como allende Despeñaperros suele decirse, por estos hispánicos pagos, esa mujer, en un Santiamén, le tenía “acharaíto der too”… Así, en una de esas veces que la estrella de la tundra y la estepa bajó del escenario, mezclándose abiertamente con el público, Juan Gallardo tuvo una ocurrencia para llamar la atención de la fémina que le traía loquito perdido, sobre sí mismo; en dos de sus canciones, la Gaenva había intercalado sendas frases en castellano, vulgo español: “Hasta mañana” y “Dentro de mí”; de modo que, valiéndose de ambas, hizo una nueva… Esperó a que la artista pasara junto a la fila de asientos que ocupaba y, cuando la tuvo bien cerca, se levantó y, a voz en grito, le dijo, formando una sola frase con las dos que ella cantara.
—¡¡¡”HASTA MAÑANA”, bella entre las bellas!!!...¡¡¡Siempre estarás “DENTRO DE MÍ”!!!...
La rusa se paró en seco; se dio la vuelta y volvió hacia donde él estaba
—Pardon Monsieur; ¿comment dit?... (Perdón señor; ¿cómo dijo?)
Juan se sonrió; se puso en pie y, en un perfecto francés, le tradujo el requiebro que acababa de dedicarle…
La bella rusa, a su vez, le sonrió, complacida a tal galantería. El muchacho no ocupaba, precisamente, un asiento de pasillo, sino que se sentaba a cinco o seis butacas más ...