Euterpe y Tauro (1)
Fecha: 27/10/2018,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... joya, en su estuche, y un monumental ramo de flores; allá le cortó el paso una especie de cancerbero en cuerpo de mujer entre asaz cincuentona y escasamente sesentona, que le dijo, en un francés más que macarrónico, que la señorita Gaenva no recibía a admiradores desconocidos, mas Gallardo porfía que te porfiarás, pero el “cancerbero” no desalentaba en su terminante negativa a hacerle accesible a su “jefa”…hasta que Juan usó la llave que abre todas las cerraduras por más seguras que sean: El famoso y tan deseado por todo “quisque” (todo el mundo) ”money, money”. En fin, que a la vista de un par de billetes de cien euros, la guardiana de la intimidad de la bella se avino a pasar adentro y entregarle a su ama el ramo de flores, el estuche con la joya y un billetito, un tarjetón más bien, donde el hombre invitaba a cenar a la despampanante mujer, aunque previniendo la matrona al joven enamorado con lo de
—Va a perder el tiempo, señor, pues la señorita Gaenva no acepta regalos de desconocidos. Pero allá usted, con su tiempo y su dinero, señor…
Ello, como es natural, dicho en su más que deplorable francés, pero resultó que la “fiera corrúpea” fue profeta en su tierra, pues escasos minutos después reaparecía ante Juan con la joya y el tarjetón devueltos al joven galán; vamos, que la bella decía que “nones” al “revolcón” tan bien planeado y a pies juntillas esperado por el bueno de Juan Gallardo. Y allí quedó “er Juanico”, como el “Gallo de Morón”, “cacareando y sin plumas”, ...
... obligado pues a abandonar el Olimpia con el rabo entre las piernas (y sin coñas con lo del “rabo”, mis queridas/os, lectoras/es. ¡Que conste, leñe!), encorajinado, jurando para sus adentros eso tan bonito de “¡Qué se creerá esa…! Y me ahorro lo que esos puntos suspensivos quieren decir por evidente. Hasta se decía que qué narices se le había perdido a él en ese París tan esquivo, con el tremendo éxito de que disfrutaba entre las féminas de sus hispánicos lares; vamos, que de pocas no se largó al aeropuerto a enganchar el primer avión rumbo a Madrid
Pero, a pesar de todos los pesares, a la noche siguiente volvió a sentarse en una butaca del Olimpia y, como la primera noche, gritó a pleno pulmón lo de “Hasta mañana, bella entre la bellas; siempre te llevaré dentro de mí”, cuando la adorable rusa pasó cerca de donde él se sentaba, atrayendo así, de nuevo, la atención de tal mujer hacia él… Y eso mismo se repitió a la noche siguiente, y a la otra, cuarta y última que Elena Gaenva actuó en el Olimpia parisino…
Pero no la última noche que la cantante surgida del frío actuó esos días en París, pues dos noches después estaba en una sala de juventud, un tanto cutre ella, como todo este tipo de locales, acompañando a la actriz y cantante, que ambas cosas era Elena Gaenva en su natal Federación Rusa, cantante y actriz de cine de indudable éxito, música “enlatada” en vez de la “banda” que la arropó en el Olimpia, pero la voz de la cantante, también aquí, de enlatada, nada de nada, ...