Le di el culo por decisión propia
Fecha: 16/11/2024,
Categorías:
Anal
Autor: luisfa60, Fuente: CuentoRelatos
Como siempre me gusta aclarar, este relato, llegó a mi correo, confiando en mi para que lo escriba.
Hola, me llamo Ana Laura, tengo treinta y cinco años recién cumplidos, trabajo demasiado para poder llevar a cabo el sueño de mi departamento y dejar de alquilar. Soy morocha, pelo rizado, un metro sesenta y dos de estatura, en mis tiempos libres voy a natación, no digo que estoy fuertísima, pero tengo lo mío. Unas tetas, pequeñas, pero, como me han dicho, gustosas, lo que más llama la atención son mis glúteos, herencia de familia.
Vivo sola hace un tiempo ya, lo que me permitió ciertas libertades, tengo novio, quien, por lo general se queda a pasar el fin de semana conmigo. No es la belleza personificada, mide un metro setenta y cinco, algo excedido de peso, un hermoso lunar sobre el lado izquierdo de su labio, pero sobre todo comprensivo y algo que me encanta, sus diecinueve centímetros de pene, que de hecho los usa muy pero muy bien.
Ya presentados, quiero compartir mi experiencia que comienza en el momento de la propuesta que me hizo, pasar un fin de semana alejados de la ciudad. Un amigo le presto la casa de fin de semana que tiene en una isla de la localidad de El Tigre. Cosa que acepte sin dudarlo.
Viernes por la tarde tomamos la lancha que oficia de taxi y a los diez minutos arribamos, el lugar parecía sacado de una película, casi paradisiaco y a pocos minutos de la ciudad, una cabaña de troncos muy bien cuidada y amueblada con muy buen gusto. Ingresamos ...
... por un sendero arbolado y lleno de follaje, que desembocaba en la entrada.
Al ingresar, prendimos la calefacción, (está entrando la temporada invernal) desempacamos los bolsos, preparamos un café para cada uno y nos dispusimos a disfrutar del silencio reinante.
Llegada la noche, en la cocina por preparar la cena con todo dispuesto en la mesada, me encuentro abriendo el envoltorio en que habíamos llevado fiambre, para no cocinar el primer día, cuando siento sus fuertes brazos rodear mi cintura y su cálida boca besar mi cuello (sabe que me enciende eso) acariciando mis tetas las que se erizaron como así también los pezones, que intentaban romper la remera que llevaba puesta, mientras que con un mano lo hacía, la otra se acerca a mi entrepierna para acariciar mi vagina, que en este punto ya se encontraba muy mojada.
Bajando lentamente hasta caer al piso el pantalón deportivo que traía puesto, sus manos se posaron en ambos lados de mi tanga para deslizarla también. Con un movimiento de pies, libere mis piernas de las prendas para quedar desnuda en la parte de abajo.
Apoyo ambas manos sobre la salpicadera poniendo mi culo en pompa para facilitarle el acceso, siento rozar su miembro por entre las nalgas, que las separa suave y dulcemente, arrimando la punta regordeta de su aparato que tan feliz me hace, pasándolo reiteradas veces por la humedad de mi vulva palpitante, lo va subiendo hacia mi ano lubricándolo con los fluidos que tomo con su miembro de mi vagina, cuando ...