Me acosté con una monja: El amor hacia la hermana Janet
Fecha: 16/11/2024,
Categorías:
Confesiones
Autor: Omar89, Fuente: CuentoRelatos
... de Dios y está con la mente en otras cosas. Pero los apóstoles de Jesús, incluido San Pedro, estaban casados. Incluso los estudiosos hablan de que San Pablo en realidad no era célibe, sino viudo”. Me levanté a coger un ejemplar de la Biblia y busqué en 1ª de Corintios, capítulo 7, versículos del 8 al 9: “Digo pues a los solteros y a las viudas, que bueno les es si se quedaren como yo (es decir, sin pareja) Y si no tienen don de continencia, cásense; que mejor es casarse que quemarse”.
“Puede que tengas algo de razón, pero yo soy tradicionalista, y deseo tomar mis hábitos”, me respondió. No había forma de convencerla de que dejase los hábitos para venirse conmigo, y al fin y al cabo, si ella estaba tan convencida en sus creencias, ¿quién era yo para cuestionarlo? Janet podría servir a la Iglesia estando tanto célibe como ejerciendo de esposa y madre. “Bueno, pero ya que estamos aquí unos días, ¿por qué no seguimos divirtiéndonos? Todavía tengo ganas de hacerte más y más cosas para que te estremezcas de placer”.
Y cogiéndola en brazos totalmente desnuda, sin ya la falda, la llevé a mi cama, la lancé contra el colchón y salté sobre ella para volver a penetrarla al mismo tiempo que la besaba y masajeaba sus pechos, hasta que, pasados largos minutos, le di su orgasmo, poniendo unas muecas en su rostro no muy diferentes a las que esculpió Bernini en su “Éxtasis de Santa Teresa”. Echaré de menos a Janet (pseudónimo que utilizo aquí para ocultar la identidad real de aquella que hoy continúa con sus votos, al igual que el pueblo donde tuvo lugar nuestro romance), el perfume de su pelo, sus pechos dentro de mi boca y su coñito ejerciendo la caridad con un necesitado de amor en tierra extraña. A menudo me carteo con ella donde discutimos asuntos teológicos y donde a veces cuelo palabras de amor y deseo para ella.