1. Regalo de cumpleaños: fui la puta de mi cuñado


    Fecha: 16/11/2024, Categorías: Incesto Autor: Fd, Fuente: CuentoRelatos

    Confesiones de alcoba:
    
    Acabo de cumplir los treinta y seis años y el último regalo de mi esposo fue entregarme a otro hombre…
    
    Al abrir los ojos mi Ramón ya estaba despierto, de pie junto al marco de la puerta, noté su sonrisa debajo de su barba cubierta de canas, vi la luz brillar en el café de sus ojos aún estaba en pijama solo un pequeño bóxer, nunca le ha gustado dormir con mucha ropa, así que primero me di un taco de ojo con mis ojos aún a medio abrir. A pesar de que ya va por la mitad de los cuarenta, gusta cuidar su físico además por su trabajo como jefe de un departamento de bomberos debe estar en forma, así que dibuje una sonrisa al ver sus firmes pectorales desnudos, ese poco vello que crece en su pecho, luego mi vista se fue directo a sus caderas la erección matutina era evidente debajo de su ropa interior sonreí pícaramente mientras se acercaba poco a poco a mí.
    
    Estire mi mano hasta alcanzar, tocar y acariciar ese miembro que tantos orgasmos me ha regalado, Ramón simplemente se detuvo delante de mí y dejó mi mano girar y jugar por encima de su bóxer negro.
    
    Luego él estiró sus manos por debajo de mí pijama; una vieja playera de Ramón que me encanta para dormir porque es como si él estuviera en mí, tocó mis tetas aún sin el sujetador y rápidamente endureció mis pezones al contacto con sus dedos.
    
    Le ofrecí mi boca cuando él se agachó a besarme, un beso lento, largo, lujurioso que me hizo cerrar los ojos y provocó palpitaciones en mi ...
    ... entrepierna.
    
    Luego se separó de mí, abrió el closet y sacó una pequeña tarjeta que me entregó.
    
    Inmediatamente reconocí su caligrafía y leí con entusiasmo sus pensamientos palabras que me llegaron al corazón luego de darle las gracias, unos besos y un abrazó me entregó un pequeño regalo, una caja negra de terciopelo con letras doradas en la tapa, al abrirla me encontré con una fina y delgada pulsera de oro blanco.
    
    —¿Te gusta?
    
    —Me encanta!!!
    
    Ramón la sacó de la caja, tomó mi tobillo derecho y colocó la pulsera alrededor de el beso los dedos de mi pie y fue subiendo por mi pantorrilla.
    
    Cuando iba a medio muslo escuchamos ruidos fuera de la habitación, los niños venían cantando las mañanitas así que nos vestimos de prisa y dejamos el encuentro para más tarde con la promesa de que esa pulsera pronto se convertiría en arete.
    
    Llegaron a la habitación con una enorme sonrisa Manuel venía por delante con una caja de chocolates en sus manos luego Lucila con unas hermosas Casablanca entre sus manos.
    
    Me dieron los regalos y mi tradicional abrazo en medio de risas de felicidad y bromas de que me estaba haciendo vieja pasamos unos minutos familiares muy acogedores.
    
    Enseguida empezamos con la rutina, los niños se fueron a sus habitaciones a prepararse para ir a la escuela, nosotros nos vestimos para ir a trabajar.
    
    En la oficina otra sonrisa encontré mi lugar de trabajo decorado con globos y papelitos de colores con frases de felicitaciones, alguna de broma y la que nunca falta de ...
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