Mi esposa argentina (parte 2)
Fecha: 18/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lanfasone, Fuente: CuentoRelatos
... imbécil me estaba contando como le había follado el culo a mi esposa y más de una vez, mientras que yo todavía ni siquiera me había animado a pedírselo.
Todo aquello me estaba haciendo realmente mal y le propuse cambiar de tema, hablamos de algunas chorradas, pero ya los dos estábamos cachondos, el con sus recuerdos y yo con este nuevo morbo de conocer este pasado de Fernanda, aunque no llegaba a creérmelo del todo.
–¿Y cómo siguió la historia?
–Bueno ahora ya nos la follábamos cuando queríamos y como queríamos juntos o por separado, a algunas cosas ella oponía reparos y se hacía la digna, pero al final aceptaba todo.
–¿Qué cosas?
–Buff no sé, que nos corriéramos los dos en su cara o que la filmáramos con el móvil o que le metiéramos un juguete en el culo, que nos meáramos en sus tetas, joder no sé, porque no te he contado que a los meses de todo esto el marido se enteró y se piró a la Argentina creo yo, entonces ella se quedó sola en el piso y ahí Chema y yo ya vivíamos con ella y la teníamos casi como una esclava, porque la tía tiene un puntillo de sumisa sabes.
La frase de Javi “un puntillo de sumisa” resonaba en mi cabeza de un modo que por un momento casi no escuchaba lo que me estaba diciendo. Realmente no podía unir la palabra sumisa con Fernanda en una misma oración.
–Pero uff que ya ahí pasaron cosas que ya hasta me da corte pensarlo, colega y es que nos pasábamos cada vez más y ella no nos paraba–estaba diciendo Javi.
–¿Pero cosas muy serias? ...
... –pregunté, ya me estaba preocupando además de estar con un sabor amargo en la boca y en el vientre.
–Es que después apareció otro tío, bah, nosotros lo incluimos y este tío era un borde y un macarra y bueno que un momento se la llevó a vivir con él y bueno al fin que un buen día la tía desapareció.
Ya no estaba con el macarra este porque el tío estaba cabreado con nosotros y nos decía que se la habíamos robado, joder que bizarro colega.
Nos quedamos los dos con la mirada perdida, mientras el bullicio del lugar nos envolvía.
–Me ponía mucho como me comía los huevos, su naricilla contra mi polla…
–Lo siento Javi debo irme –dije interrumpiendo su relato.
Ya no podía escuchar una palabra más de todo aquello y nos despedimos, antes de irse Javi me dijo –Voy a pasar por el pub de ayer a ver si me la encuentro joder, me he puesto malo con los recuerdos.
La verdad es que por un lado todavía no podía creer todo lo que Javi me había contado o mejor dicho no podía asociar realmente la protagonista de su historia con Fernanda, mi esposa.
Lo traumático que hubiese pasado, aquello de nos meábamos en sus tetas o tiene un puntillo de sumisa o el macarra que se la lleva con él y luego piensa que se la roban no parecía haber dejado una huella en ella o al menos lo tenía muy tapado, o muy superado.
También recordé algo que me había dicho Carmen de que luego de la separación estaba hecha polvo.
Me fui poniendo cada vez más nervioso y termine por aparcar el coche en ...