Estrené a una Testigo de Jehová (I)
Fecha: 19/11/2024,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Omar89, Fuente: CuentoRelatos
Siempre he tenido una fuerte fe religiosa en la doctrina predicada por la Iglesia Católica, e incluso me llegué a replantear en formarme como teólogo, aunque finalmente me decanté por ser profesor de Humanidades. Sacerdote estaba totalmente descartado, ya que era muy lujurioso (mi pecado capital) y me gustaban mucho las mujeres, por lo que, siguiendo con las enseñanzas del apóstol San Pablo en 1º de Corintios 7:9: “Pero si carecen de dominio propio, cásense; que mejor es casarse que quemarse”. Al llegar a la mayoría de edad mi prioridad fue buscar esposa, pero casi siempre la chica con la que estaba me acababa decepcionando, por lo que iba de flor en flor como abejorro, al igual que San Agustín de Hipona antes de convertirse al cristianismo, lo que en cierta forma me atormentaba en la conciencia.
Si bien mi vida era pecaminosa en ese sentido, todos me tomaban como un buen católico practicante, ya que siempre encontraba tiempo para ir a misa prácticamente a diario, trataba de seguir los ritos del catolicismo, leía la Biblia y a los santos de la Iglesia y me confesaba antes de comulgar, lo cual traía loco al sacerdote de mi parroquia, pues mis pecados eran siempre relacionados con lujuria: fornicación, masturbación, etc.
Puse a prueba mi fe cuando me crucé con Alicia, una chica con la que había ido al colegio y que nunca iba a clase de religión porque era testigo de Jehová. Yo por entonces carecía de conocimiento acerca de este grupo religioso, y pensaba que Alicia era ...
... un bicho raro por seguir una doctrina contraria a la de la Iglesia. Tras dejar el colegio perdí todo contacto con Alicia, pero años más tarde me la encontré en la calle junto a un señor mayor con bigote y sombrero que luego identifiqué como su padre. Alicia y su padre repartían propaganda sobre su fe para tratar de captar adeptos: ejemplares de “¡Despertad!”, un librito amarillo titulado “¿Qué enseña realmente la Biblia?” y otros panfletos religiosos del estilo. Aunque no suelo acercarme a este tipo de gente, esta vez lo hice porque reconocí a Alicia y porque estaba realmente sexy.
Alicia por entonces tenía 22 años, era de estatura media, delgada, tenía una larga y lisa melena rubia, ojos azules… No podía adivinar sus formas corporales por la vestimenta que llevaba: una camisa blanca cuyas mangas le llegaban hasta los codos, y una larga falsa negra que le llegaba casi al suelo. Pero aquella forma tan recatada de vestir me excitaba, al igual que me ocurría cuando veía a alguna monja joven visitar mi parroquia. Aquella castidad, aquel recato y aquella posible virginidad me excitaban en una joven preciosa como ella. Me acerqué, y con una sonrisa me saludó, dándome dos besos. Recordé cómo se reían de ella en la escuela por tener unas creencias diferentes a nosotros, pese a que muchos de ellos no practicaban como Dios manda el catolicismo. Sólo yo la respetaba, aunque por dentro lamentaba que siguiera creencias que, desde mi perspectiva, eran erróneas.
“Alicia, ¿qué tal te ...