Clases de verano con Sarita 3
Fecha: 28/10/2018,
Categorías:
Anal
Masturbación
Primera Vez
Autor: predatorgapes, Fuente: xHamster
... que aprovechaban cualquier excusa para acercarse y rozarse con ella.Pasada casi una hora y media, en la que les dió tiempo a jugar un par de sets de dobles, el entreno tocó finalmente a su fin. Sarita me mandó un saludo y besito aéreo que cazé desde mi asiento, y luego me quedé a dos velas esperando mientras ella se fué con sus compañeros a refrescarse al interior del club. Al menos el murillo que bordeaba el lateral de las gradas donde me encontraba me protegía de ese sol criminal.Pero felizmente, tan solo un par de minutos más tarde, reapareció Sarita por una puerta y corriendo subió los escalones hacia donde yo estaba. Me quedé a cuadros cuando ví que ya no llevaba puesta la faldita. Sus mallas, pegadas a su piel y empapadas de sudor, hacían poco por ocultar su sexo del que se podía adivinar perfectamente la forma y color. Dudo que ni ella se diera cuenta, y por descontado que ninguno de sus compañeros o su instructor se m*****arían en hacerle ningún comentario al respecto.—¡Oye! Con las prisas me he ido de casa sin mis quehaceres de la ducha o ropa de recambio… ¡qué despistada! —dijo, enrojecida y excitada después de tanto ejercicio—. Pero Noemí, mi amiga, me presta su toalla… y si no te importa me pego una ducha rápida para refrescarme, que no puedo con el calor.—Claro, claro… —dije, con dificultades por mantener mi vista hacia sus ojos—. Te espero aquí sin problemas…—No hace falta, puedes pasar a dentro, que hay aire acondicionado y agua fresca.—¡Ah! Genial, gracias… ...
... —dije, levantándome—, no te diré que no…La seguí hacia el edificio, observando cómo rebotaban sus nalgas con cada paso. Ya adentro me mostró una fuente de agua fría de la que pude servirme tantos vasos como quise. Con el agua y con el aire fresco que salía de unas rejillas en el techo, la verdad que agradecí el gesto y la atención de mi alumna de no haberse olvidado de mí ahí fuera.Sarita desapareció detrás de una de las puertas bajo un cartel plateado en el que se leía “vestuarios”, acompañados de los típicos iconos para indicar el sexo correspondiente a cada lado. Más que puertas, eran tan solo unos marcos de puerta, aunque en el interior se guardaba la privacidad gracias a un laberinto de paredes cubiertas de impecables azulejos blancos decorados con una cenefa de tonos verdes oscuros.Lo que no bloqueaban esos muros era el sonido, que añadido a las propiedades acústicas de esa cerámica de acabado brillante, reverberaba hasta mi posición sin dificultad alguna. Los chicos eran los que hablaban más fuerte, alborotados, riendo y haciendo comentarios como; “joder que buenas que están…”, y, “Sarita hoy me ha puesto burro, me cago en la puta…”, o, “¿has visto cómo se le marcaba todo sin el suje?; mientras que el otro respondía, “sí, joder, y por abajo, se le veía todo…”.Luego pude escuchar cómo encendían las duchas a toda marcha, tanto del lado de los chicos como de las chicas. Fue en ese momento que apareció el entrenador por otra puerta, e ignorándome con prepotencia entró en el ...