Mis odiosas hijastras (5)
Fecha: 28/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... luego, cuando la ayudé a levantarse, estuvimos más tiempo del necesario unidos, sin ninguna intención de separarnos. Y como si eso fuera poco, Agos empujó hacia atrás, metiendo más presión a mi verga que estaba a punto de estallar. ¿Pensás que soy una frígida?, había preguntado.
No. Claro que no lo creía.
La presencia de sus hermanas me tiró el ánimo por el piso, ya que no pude seguir frotándome en ese perfecto orto mientras sentía el rico olorcito de su perfume. Pero estaba decido a llevarme a mi cuarto a la princesita. O quizás le haría una visita nocturna al suyo, daba lo mismo. Esa noche la haría gritar de placer. Esperaba que la tormenta siguiera rugiendo con la furia con la que lo hacía ahora, así las otras no escucharían los gemidos que le haría largar a esa muñequita inconquistable.
Me hice el tonto, demorando más de lo necesario levantando los cristales del suelo, para ver si las otras se iban y nos dejaban solos un rato. Pero Sami no parecía querer despegarse de mí, ni Valentina dejaba de cuchichear con Agos. Luego ambas volvieron a la cocina, cosa que me frustró, ya que por lo visto Agos no pensaba hacer nada para quedarse ahí conmigo. Por un momento pensé en una terrible teoría: lo de recién había sido cosa del momento y nada más. En mi tierna juventud había tenido situaciones similares con amigas a las que me quería coger. Había cierto franeleo con ellas en un momento determinado, pero luego la cosa no se concretaba. Ellas siempre encontraban excusas ...
... para dejarme con la calentura en los pantalones: que tenían novios, que en realidad no había pasado nada entre nosotros, que justo ese día no podíamos vernos, etc. Pero deseché esa idea. Agos sabía que yo no era uno de esos pendejos veinteañeros que ella conocía. Ya era todo un hombre, y si me arriesgaba a tanto con la hija de mi pareja, era por algo. No iba a dar marcha atrás ¿cierto?
—Que noche rara ¿No? —dijo Sami. Sus ojos azules resaltaban tanto, que parecían brillar más que las velas—. Me da la sensación de que va a pasar algo —agregó después.
—No va a pasar nada malo —le aseguré, acariciando su mejilla con ternura.
Me arrepentí enseguida de haberlo hecho. El encuentro con Agos me había dejado tan caliente, que corría el riesgo de desahogarme de manera impulsiva con su hermanita menor. Sin embargo, no atiné a retirar la mano inmediatamente. Recorrí su rostro con la cara externa de mis dedos, frotando su mejilla, para luego deslizarlos hacia el mentón. Sami me sonrió con ternura —una sonrisa dulce que me desarmó—, cosa que hizo muy difícil que le saque las manos de encima.
—Yo no dije que fuera algo malo lo que va a pasar —explicó ella.
—Y qué cree que va a suceder la brujita de la casa —dije yo, bromeando.
—No sé. Algo diferente —respondió, enigmática—. Perdoname por lo del video —dijo después, recordando la bochornosa escena de hacía unos minutos.
—No pasa nada. Todos somos lo suficientemente grandes como para no escandalizarnos por eso —dije, para ...