Soy una zorra infiel
Fecha: 28/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... descolocado que iba demasiado directo, hasta un simple emoji del fuckboy de turno. Me hizo gracia y al mismo tiempo me hizo sentir anhelada, no obstante, no le di más importancia; tenía novio y no era en aquel tipo de cosas las que deseaba cuando subía una foto, simplemente me había visto guapa.
En fin, cosas de la vida. No obstante, uno de los mensajes me llamo la atención, no porque fuera elaborado ni nada por el estilo, sino porque simplemente no me lo esperaba.
El mensaje era de Enrique, el mejor amigo de mi novio, además, era un nada innovador emoji del fuego «🔥».
Enrique era, como acabo justo de comentar, el mejor amigo de Alex, se conocían desde hace muchísimos años y si bien había pasado de todo entre ellos, nunca me había tirado fichas. Por eso me extraño. No le conteste, se habría equivocado o algo.
No le di muchas más vueltas al asunto, cogí mi bolso y las llaves y me dispuse a ir al encuentro de Alex. Tardé apenas unos quince minutos en llegar al bar y allí me lo encontré, con una sorpresa, allí estaba Enrique, su amigo.
Claramente, no me desagradaba que estuviera allí, pero Alex no me había avisado y eso me había descolocado. Igual me lo notaron según llegue a la mesa, ya que, mi chico en seguida me apartó un momento y se disculpó explicando que Enrique había comentado de bajar a tomar algo con él antes y me pregunto si me parecía bien que se quedase.
—No, no, claro que no me importa, cielo. Si me cae genial —dije para tranquilizarle.
Alex ...
... me sonrió y nos dirigimos para su mesa.
Al sentarme, no pude evitar fijarme en los fuertes brazos de Enrique, sus bíceps se encontraban muy marcados. Mis ojos pasaron, en un movimiento instintivo, al resto de su cuerpo, y en seguida volaron por cómo le quedaba de ceñida su camiseta blanca en sus pectorales hasta llegar finalmente a su sonrisa. Se había dado cuenta. Joder, aparté la mirada.
Estuvimos conversando un rato y tras el primer par de cervezas la conversación derivo en temas ya más desinhibidos, Enrique pronto nos estuvo contando acerca de una de sus citas en Tinder.
En ese momento sentí como su mano rozaba mi muslo, se me erizó todo el cabello y me trabé en lo que estaba diciendo. Me quedé paralizada. Notar la mano de Enrique sobre mi pierna no era algo que yo tuviera que estar experimentando en aquella circunstancia.
“¡¿Qué demonios está haciendo?!” pensé para mis adentros. “Aquí, delante de Alex”.
Al mismo tiempo, Alex estaba contándonos que no se fiaba mucho de ese tipo de apps, pero que conocía gente que había conseguido una relación estable. No se había dado cuenta de nada, menos mal.
La mano de Enrique recorrió mi pierna lentamente hacia arriba, hasta el punto de quedarse al borde de mi falda. Templé mis nervios y en una jugada arriesgada para cortar aquello, me revolví en la silla cambiando de postura. El chico no tuvo más remedio que quitar su mano precipitadamente para evitar que mi chico se diese cuenta de lo que estaba pasando.
“No soy ...