1. Jimena, la abuela sexy de mi novia


    Fecha: 30/11/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos

    ... necesite más de 3 copas de vino para eliminar los nervios. Casi que inspeccione la casa, en busca de que hubiera alguien escondido, y todo esto fuese una trampa, o algo así. Ya en confianza, tomamos más ritmo de la situación, yo estaba muy cerca de ella, muy excitado, las distintas maneras de mirarnos, rozar nuestras manos, compartir momentos de pareja en su casa. La acompañaba a la cocina por hielo, que los vasitos, que si las papitas para picar, a cada momento pegado en su espalda, mirar a esta madura en tanga, y ahora más de cerca y solo para mí, me encendía mucho.
    
    Llegamos hasta su habitación, yo aún seguía con algo de nervios, por su insistencia en querer subir hasta arriba, por la manera de abalanzarse sobre mi cuello. No había querido que nos desnudáramos en el salón, ella siempre insistía con subir a su habitación. Ya dentro, discretamente me cerciore que no hubiese nadie, al menos por los sitios de donde alguien podría aparecer, ya si habría algún dispositivo, eso ya era otra cosa que no podía manejar. Sus manos entre mis piernas, sus labios arrancando los míos, sus gemidos intensos, todo estaba saliendo de una manera que no me la esperaba. Pensé que estar a solas con ella, me tomaría más tiempo, pero ya estaba a punto de desnudarla. Unos escalofríos secos, casi paralizantes recorrían mi vientre.
    
    El algún momento nuestros cuerpos se pegaron más de lo que quizá no debieron de estarlo, mis manos no se apartaban de sus nalgas, yo apretaba aquellas pesadas tetas, ...
    ... mi boca en su boca. Mi mano derecha hurgando entre sus bragas, mi lengua buscaba su abultada vagina, los gemidos en cada lamida de sus labios húmedos, arrugados, algo colgantes, pero que dentro de su vagina, habían mucha humedad, mucho olor a sexo, sentía mucha excitación. La erección en mis calzoncillos se notaba, me dolían los huevos de tanta presión de sus manos, los botones de mi camisa, más de uno se rompieron, era muy rabiosa su manera de querer quitarme las ropas.
    
    Fui directamente a su vagina, no le quite la tanga negra que llevaba puesta, solo se la corrí para un lado. Me sumergí directamente en el pozo, succioné y lamí aquella vagina, el olor a sexo que salía de aquella raja, me ponía muy caliente. Yo tenía toda mi boca embarrada de sus fluidos, más de un pelo suyo me los quitaba de mis labios. Mi cara en ese momento era una cosa babosa, pegajosa, una sensación que hasta ese momento no había experimentado, yo hurgaba en sus profundidades vaginales. Levante con mis manos sus pesadas nalgas, para correr su tanga chorreante de tanto líquido, me atreví a besar el orificio de su ano. No me importaba si el mal olor me inundase las fosas nasales, o en el peor de los casos, algún resto de algo, estuviese suelto en esa zona.
    
    Primero mis labios, besaron delicadamente aquel agujero, mis besos en aquella parte de su redondo culo, hacían eco en toda la habitación. Fue como besar las mejillas de alguna mujer en señal de saludo. Besos alrededor de su asterisco, ella sujetando ...
«1...345...»