Jimena, la abuela sexy de mi novia
Fecha: 30/11/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: jc2020, Fuente: CuentoRelatos
... sus piernas con ambas manos, el pedazo de tanga a un lado, mi boca subiendo y bajando entre ambos agujeros, uno algo maloliente y el otro, mojado y viscoso. Yo había perdido el sentido, esto olía tan bien, se sentía bien, yo estaba muy excitado. Jimena, la abuela sexy, por otra parte solo sujetaba sus piernas, no dejaba de gritar, repetía que no parase, que siguiese, que estaba a punto de correrse. Que me mojaría si no me apartaba de entre sus piernas, no le hice caso, su vagina era un gran charco de olores y pegajosos líquidos. Ahora yo disfrutaba de esta mujer madura en tanga mojada.
Jimena se había corrido en mi cara, me sentí invadido por la curiosidad de probar aquellos líquidos, toda una nueva experiencia para mí, sobre mi inexperta vida sexual. La curiosidad me empujo a oler. Pero más que eso, a saborear, sentí el morbo de mirar su expresión, eso a ella la estremeció, la excito más de lo que ya estaba. Luego de pasar del asombro por meter mi boca nuevamente entre sus labios vaginales, se dejó caer, acercaba mi cabeza con ambas manos a su vagina, ya se había ido la salvajada con la que había empezado. Ahora era una tierna mujercita, sus mimos en cada lamida de coño que yo le propinaba, la enternecían, la hacían una dócil mujer. La abuela sexy disfrutando, sus ojos cerrados, su rostro placentero, la expresión en sus labios.
Todo este panorama, me dejaba con muchas ganas de querer más de ella, en este momento yo no sabía si debía besarla, abrazarla o ya, ...
... fóllarmela. Solo sentí un fuerte tirón hacia la cama, y en seguida, vi sus hermosos ojos mirando hacia los míos, pero desde la parte baja de mi estómago. Jimena, la mujer madura en tanga, me estaba lamiendo la verga. La tenía dentro de su boca, me estaba succionando las ganas, las ansias de haber querido todo este tiempo estar con ella. Se estaba tragando tramo a tramo mi erecta verga. Yo solo veía mi estómago tiritar y estremecerse en cada succionada, que ella ejercía sobre mis huevos. Me gustaba más este lado de Jimena, la abuela sexy, que delicia para lamer con su lengua, lo que tenía entre sus labios, las sensaciones se disparaban en mi cabeza. Mis ganas siempre latentes, mis sentidos atentos a cualquier cosa.
Sus labios no dejaban de jugar con mi erecta verga, su lengua, la más inquieta, traviesa y húmeda compañera para este trabajo bucal. Dentro de su vagina sentí cobrar nuevas fuerzas, sentí que mi verga, tenía o que tiene un cerebro diferente. Pensaba de otra manera, completamente erecta y no le daba tregua para que siquiera respire. Se había convertido en un taladro, entraba, salía a una fuerza que yo no había sentido antes. La penetración era cada vez más intensa, ella pedía eso, yo sentía unas ganas enormes por darle placer. Ella se tragaba sus palabras, tenía la boca rebosante de saliva, las mejillas rojas y los ojos blancos, pedía más fuerza y que no salga de ella por nada, que ahora no debía de parar.
La fricción de mi verga dentro de su vagina húmeda, chorreante de ...