1. Esposas desesperadas (parte 2)


    Fecha: 01/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JORGEFAG, Fuente: CuentoRelatos

    La señora Elda, pelirroja de 35 años, inconforme con su apariencia desde muy pequeña por las burlas que los niños hacían por el color de su cabello, acostumbrada a vestir de la manera menos llamativa posible, siempre con ropas holgadas o de colores opacos, todo con el fin de que nadie se sintiera con deseo de voltear hacia donde ella estaba.
    
    Por lo mismo, su vida amorosa tenía el mismo color gris de sus ropas, se casó más por obligación que por deseo, con un tipo que no tenía la mínima idea de cómo satisfacer a una mujer (al menos la de su casa).
    
    La vida de la señora Elda se reducía a las labores de la casa y por las tardes a actividades de beneficio, mismas que realizaba en la iglesia de su barrio.
    
    Ahí fue donde pudo encontrar amistad con otras mujeres, todas mayores a ella, que habían encontrado en las obras de caridad una razón para sobre llevar su vida.
    
    Esta ocasión tocaba recolectar dinero para hacer obras de caridad con la gente pobre que vivía en la zona, de tal suerte que en su grupo de caridad se habían organizado ya en grupos de dos mujeres para cubrir un área más grande y tratar de recolectar más.
    
    Llego ese viernes por la tarde a la Iglesia, para verse con la acompañante de esa misión, para tristemente darse cuenta que su compañera no había asistido, por tener labores extraordinarias que hacer en casa.
    
    Así que partieron todas las parejas, cada una en diferentes direcciones según la zona que les habían asignado a cada una de ellas, quedando sola ...
    ... la señora Elda, preguntándose a sí misma que haría el resto de la tarde.
    
    Si regreso a casa, estaré aburrida, aunque mi marido se encuentra ahí, será como si no estuviera (pensaba), ya acostumbrada a ser ignorada por el marido.
    
    Así que decidió emprender la colecta ella sola, -tal vez me aburriré menos- se decía a sí misma, mientras se enfilaba a las calles que le habían sido asignadas.
    
    Desconectada del mundo de la moda, la señora Elda pensó en ponerse ropa que le fueran más cómodas, sin pensar en el efecto visual que pudieran causar (o no).
    
    Enfundada en unos leggins color gris (obviamente), con una camisa de franela de gran tamaño, que escondía tanto los senos como la cintura de la señora Elda, los cuales bien pudieran ser la envidia de cualquier mujer, solo que por lógica ella no lo sabía.
    
    Se calzó unas zapatillas de plataforma, pero cómodas para caminar, sin saber que esas plataformas hacían que sus pantorrillas lucieran torneadas por la postura que las plataformas le generaban.
    
    Muy pronto llego a la zona que debía cubrir, empezando a tocar puertas, mismas que al ser abiertas, eran indicación de empezar un discurso ya ensayado, de quien era ella, de donde venía, y lo que andaba haciendo.
    
    La tarde transcurrió muy rápida, en algunas casas le daban con gusto, en otras se negaban y en otras no atendían al llamado, era una avenida grande que tenía muchos negocios, por lo que rápidamente noto que era en estos en donde era más fácil que le pudieran dar algo de ...
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