Esposas desesperadas (parte 2)
Fecha: 01/12/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: JORGEFAG, Fuente: CuentoRelatos
... salir lo más rápido posible de esa situación.
E: Mire señor, estoy de prisa, si no desea colaborar, tengo todavía que recorrer varias calles.
T: Claro que voy a participar en la colecta, en especial por tan hermosa recolectora que me mandaron, pero primero debes tomarte una cerveza conmigo.
La señora Elda abrió los ojos de espanto, -pero yo nunca he tomado- respondió casi a gritos.
T: No te preocupes angelito, esto es casi como un refresco, además ya debes tener sed después de tanto caminar, y sobre todo que es una tarde soleada.
La cabeza de la señora Elda pensaba a mil revoluciones para poder salir de esa situación, tomando la peor de las decisiones.
Le aceptaré la cerveza, no creo que me provoque nada y después de eso saldré corriendo de aquí (pensó para sí misma).
E: Está bien, pero solo tomare una porque debo regresar al templo.
T: Claro que si preciosa –respondió al tiempo que desprendía una cerveza del empaque y se la ofrecía ya abierta-, de la misma manera le ofreció para sentarse una pila de llantas usadas en las que puso un cartón en la parte de arriba.
La señora Elda se sentó en el improvisado asiento que le ofrecieron y empezó a beber sorbos pequeños de la cerveza.
En tanto el señor Toribio recorría con la mirada el cuerpo de la señora Elda, en especial las piernas que lucían por demás espectaculares por la combinación de los leggins y los zapatos de plataforma.
No cesaba de mencionarle lo hermosa que estaba, mientras la señora ...
... Elda solo bajaba la mirada, esquivando la del señor Toribio.
Después de una metralla de piropos, donde recibió adulación sobre sus piernas, sus ojos, su boca, su cabello, etc. La señora Elda comenzó a sentir algo extraño que nunca antes había sentido, era una calidez que brotaba desde su entrepierna y subía por todo su cuerpo hasta llegar a la cabeza, manifestándose en forma de sudor, que caía en pequeñas gotas de su cabeza, ya no lograba diferenciar si era el encierro del local, o el olor penetrante del caucho, o la cerveza a la que no estaba acostumbrada o que en verdad las palabras de ese hombre estaban desmoronando su fortaleza moral.
Dentro de esa confusión, la señora Elda cometió el segundo error de la tarde, en su desesperación por salir de ahí, bebió grandes sorbos de la cerveza, para terminar más rápido y poder salir de ahí en menos tiempo.
Lo único que logro fue que su cuerpo manifestara la falta de practica en la ingestión de bebidas alcohólicas, después de varios sorbos termino su cerveza tratando de levantarse de manera rápida de esa pila inestable de llantas, lo que provocó que la señora Elda perdiera el equilibrio, dando tumbos en varias direcciones, hasta que los brazos del señor Toribio la lograron detener.
Trato de lograr la vertical de su cuerpo, pero la distrajo un nuevo problema, las manos del señor Toribio que la había detenido por la espalda se encontraban en los senos de ella, las cuales habían iniciado hace ya unos momentos un movimiento ...