1. Pija ajena en concha, culo y boca trae problemas


    Fecha: 01/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    Mi señora me aventaja en todo, es preciosa, tiene un cargo jerárquico en una empresa importante del ramo modelaje y proveniente de una familia acomodada. En la otra punta yo, Federico, con aspecto como el común de los mortales, empleado de un estudio jurídico, y de clase media. Nos llevamos bien y las diferencias no han significado problemas pues ambos nos respetamos y queremos tal cual somos. El hecho de no haber pretendido cambiar la natural forma de ser del otro ha sido la clave de una sana convivencia.
    
    En el estudio soy uno más de los varios abogados que trabajan dirigidos por los tres socios, personas mayores, serias, muy experimentadas, que protegen su buen corazón siendo parcos. Estoy dedicado a la parte laboral e impositiva y casi exclusivamente enfocado a un grupo de empresas propiedad de un cliente de muchos años.
    
    Con Elsa llevamos una década casados y, por lo que fuera, no tenemos hijos; sus padres son jóvenes aún, están llegando a los sesenta y cinco. Su única hermana, Sofía, al parecer producto de una distracción paterna, tiene 28 años. Los tres familiares me dispensan un trato muy afectuoso, que trato de corresponder adecuadamente, pues completa mi felicidad matrimonial.
    
    La actividad laboral de mi esposa es intensa, acorde a la alta remuneración que percibe, dos veces la mía, y ello implica que el tiempo dedicado a su trabajo sea extenso. Y esa magnitud se debe no solo a la organización de los eventos que encargan los clientes sino a su participación ...
    ... en la escuela de modelaje que es parte de la empresa.
    
    La casa en que vivimos es de Elsa, fue regalo de sus padres a las dos hermanas, que acordaron ser usada por la que estaba casada, pues Sofía vivía en la casa paterna en un sector remodelado para tener razonable independencia e intimidad. En compensación mi esposa, mediante un crédito hipotecario que sus abultados ingresos le permitían pagar, compró un confortable y amplio departamento para su hermana que, en este momento, estaba alquilado. Cuando nos casamos yo tenía un modesto departamento que desde aquel momento siempre estuvo en alquiler.
    
    Unos seis meses atrás, regresando de una cena con amigas, mi mujer me dijo que habían acordado instituir un fin de semana al mes como «Tiempo de descanso del marido»; naturalmente con la anuencia de los que iban a quedar solos pues nadie pretendía lastimar alguna relación. Mi opinión totalmente sincera fue.
    
    - “Me parece muy bien, esos ligeros cambios en la rutina los veo como un sano intervalo que permite, entre otras cosas, reflexionar sobre la fortaleza del vínculo. Y esto lo digo sumergido en la esperanza de que el resultado no sea una conclusión como «Estoy mejor sin él, o, a éste lo tengo que cambiar»”.
    
    - “Tonto, eso no va a suceder porque te amo”.
    
    Dos semanas después del anuncio me avisó que el próximo fin de semana era el seleccionado para iniciar el ciclo «Descanso del marido», pero que, dada mi incapacidad culinaria había acordado con Sofía que me acompañara ...
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