1. Sobreprotegiendo a mi sobrino


    Fecha: 10/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos

    ... quise desde que abrí la puerta y te vi ahí parada.
    
    A pesar de saber que está mal, y de querer decir algo negativo al respecto, lo único que sale de mi boca son más gemidos.
    
    Y es que, aunque me dolía admitirlo, me encontraba completamente segura de que en poco tiempo tendría su verga en mi interior. Para esos momentos, yo a duras penas recordaba el motivo del porque estaba en esa casa. Ahora que lo pienso, la verdad es que supe como terminaría todo desde que miró mis pechos con lujuria.
    
    C: —Quiero que chupes mi verga —seriamente.
    
    Yo asentí, recuerdo que lo hice con tanta vehemencia que mi cuello dolió durante varios segundos.
    
    Lentamente sacó los dedos de mi vagina y se los llevo a la boca, los chupó y saboreó mis líquidos frente a mí, como si quisiera demostrar con eso lo que yo le haría a su miembro.
    
    Entonces se paró frente a mí. Con su verga completamente erecta, como si me la estuviera ofreciendo. Guiada por mí excitación, me dejé caer sobre mis rodillas y lentamente acerqué mi rostro a su tranca gruesa y grande.
    
    Envolví mis labios sobre la cálida punta y, como si quisiera demostrar lo que valgo, comencé a meter la verga lo máximo posible en mi garganta. Solo pude llegar hasta la mitad antes de atragantarme, lo que causó que volviera a sacarla de mi boca.
    
    Y: —¡Así, puta, que ricooo! — entre gemidos.
    
    Seguí chupando su verga tanto como pude, metiéndola y sacándola de mi boca. Al poco tiempo, decidí que lo mejor era usar una de mis manos para darle ...
    ... una paja también, todo su tronco sentía placer.
    
    C: —Eres muy buena en esto —me dijo, soltando otro gemido —. Mucho mejor que las OTRAS putas que conozco.
    
    Escuchar esas palabras me hizo sentir orgullosa, y pronto mi cuerpo se estremeció de nuevo.
    
    Llevé la otra mano hasta la entrada de mi vagina y comencé a frotarla, yo también merecía sentirme bien. A los pocos segundos, mi menté pensaba en cambiar mis dedos por la verga de Cristian, quería tenerla dentro, y sabía que no estaba lejos de ocurrir.
    
    De pronto, sentí como Cristian tomaba mi nuca y sin perder un segundo empujaba mi cabeza hacia adelante, obligándome a meter su verga hasta mi garganta.
    
    Sentí arcadas al instante y de nueva cuenta como si estuviera a punto de ahogarme. Levanté la mirada como pude para pedirle que me soltara, pero él no lo hizo. Siguió empujando mi cadera hasta que toda su verga entró en mi boca.
    
    Era algo tan humillante e irrespetuoso… hervía en lujuria a mil por hora.
    
    A los pocos segundos mi cuerpo estaba tan caliente como un volcán, y mi lengua se movía sobre su verga, tratando de abarcar la mayor cantidad de carne posible. Y cuando al fin soltó mi cabeza, no saqué ni un centímetro de su verga de mi boca. Continué dándole la mejor felación que había dado en mi vida, respirando pesadamente por la nariz.
    
    Yo sabía que todo aquello estaba mal, que era una mujer casada y que ese chico le hacía la vida imposible a Felipe. Pero la lujuria me impedía pensar con claridad, lo único que me ...
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