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Samantha: Corrupción y perversión de una casada
Fecha: 11/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JCerva, Fuente: CuentoRelatos
Eran apenas las 6 de la mañana y en una casa en medio de una colonia popular, los primeros ruidos hacían acto de presencia. Dichos ruidos provenían de la cocina, en donde se encontraba una mujer abriendo y cerrando el refrigerador, sacando diferentes tipos de ingredientes para poder preparar el desayunó mientras desde su teléfono se escuchaba una canción que ella tarareaba mientras se movía de un lado al otro usando sólo su recatado camisón para dormir, pero aun así dejando entre ver una visible silueta de su muy bien proporcionado cuerpo. -¡Haaam!... ay no, ya se me había olvidado lo que era levantarse tan temprano para hacer el desayuno- comentaba la mujer mientras con una de sus manos se tapaba su boca al bostezar. -Bueno, mejor me apuró a preparar el desayunó para que esté listo cuándo ese par se termine bañar. No quiero que se les haga tarde en llegar a su trabajo y escuela por mi culpa- terminó diciendo la mujer y se puso a picar unas verduras y comenzó a freír unos huevos en la estufa. Unos minutos más tardé, la mujer ya se encontraba acomodando la mesa con 3 platos y vasos mientras servía en ellos los alimentos. -¡Apurenseee!, ¡ya está el desayunó servido!- les gritaba a sus familiares dando los últimos toques al acomodo de los platos y vasos. -Buenos días Samantha, que rico huele todo. ¡Muack!- escuchó la mujer detrás de ella mientras sentía cómo una mano tocaba su espalda y sentía el contacto de unos labios en su mejilla. -¡Buenos días amor! ...
... Muchas gracias. Espero y no sólo huela bien, sino que también sepa rico jiji- le respondía Samantha a su esposo con una cálida sonrisa mientras lo abrazaba con ambas manos. -Sabes perfectamente qué sí. Tienes el mismo sazón que tenía tú mamá. De hecho, por eso me case contigo jajaja- decía su esposo de una forma bromista mientras se separaba de ella y tomaba asiento en la mesa. -Jajaja eres un tonto- le contestaba dándole un ligero golpe en el brazo a su esposo. -¡Auch! Sólo bromeaba mujer. Mejor ve y apura a tú hijo por qué no quiero llegar tarde a mi trabajo por su culpa- le decía su marido mientras tomaba el periódico para comenzar con su lectura matutina de lo más relevante que había pasado en la ciudad en las últimas 24 horas. Desde el rescate de un indefenso gato, hasta los cuerpos desmembrados que encontraron en algún terreno baldío con alguna narco manta. Roberto, el esposo de Samantha era un hombre bien parecido. Aunque ya rondaba los 36 años de edad, seguía manteniendo parte de su juventud gracias a que se ejercitaba regularmente, su estatura seria aproximadamente de 1.80 cm. Si bien los costados de su cabellera ya comenzaban a tener algunas canas. Esto en vez de hacerlo ver viejo, le daba un toque más masculino o eso era lo que decía su esposa y las compañeras de su trabajo que intentaban coquetear con él, pero sin tener ningún resultado ya que él siempre les recordaba que era un hombre casado. Provenía de una familia sumamente religiosa y educada a la ...