Samantha: Corrupción y perversión de una casada
Fecha: 11/12/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: JCerva, Fuente: CuentoRelatos
... Samantha con su voz entre cortada y pesada. Y es que como ya fue dicho, ella no estaba acostumbrada a ese tipo de tacto. Su esposo no era de dar ese tipo de caricias o tal vez en algún momento lo fue, pero ya había pasado mucho tiempo de eso y dado a que él ha sido el único hombre en su vida, ella era un tanto ajena a ese tipo de cosas. Apenas iba a comenzar a descubrir que su cuerpo susceptible a ese tipo de cariños.
Don Cresencio apenas y escuchaba lo que decía Samantha. El no perdía detalle de ese par de pechos. Y es que dado a la respiración pesada que estaba comenzando a sentir Samantha, sus pechos comenzaban a tomar un ritmo de sube y baja más cadencioso, pero sumamente erótico. El ver como se hacían más grandes cuando Samantha tomaba aire era un deleite y más el verlos con ese par de botoncitos que se marcaban en su blusa.
-Y bueno, ya que nos presentamos dígame, ¿Para que soy bueno? ¿Qué anda buscando? Tal vez quiere probar el plátano macho jejeje- le decía esto último en forma de albur. Pero para su suerte la acalorada mujer no le entendió.
-Ah, sí. Permítame un poco...- Samantha separaba su mano de la de el mientras le decía eso y buscaba en su bolso de mandado su pequeña hoja donde venia lo que ocupaba.
-Aquí esta, necesito estas cosas Don Cresencio- le comentaba la casada al momento de ponerle el papel en su mano.
-A ver, déjeme checar. Muy bien, tengo todo lo que viene aquí apuntado. Si quieres siéntate en esa silla que está ahí Samantha. Veo ...
... que estas algo agitada. ¿quieres un vaso de agua o tal vez quieras un masaje para que te relajes- decía el hombre sonriente mientras movía sus dedos.
-¡No!- exclamaba al instante Samantha como si algo malo le quisieran hacer. -Así estoy bien Don, ahorita con sentarme de seguro me tranquilizo- en un tono más amigable le decía al viejo y es que tampoco lo quería hacer sentir mal. Así que mejor fue a tomar asiento, dejando a un lado de la silla su bolsa. Se frotaba suavemente sus manos entre si intentando relajarse mientras también pensaba el porqué de su reacción hacia ese tacto.
El viejo si bien veía a la joven casada un tanto confundida, sabía que no podía arriesgarse tanto y hacer algún movimiento que la alejara de él. Sabía que mujeres del calibre como ella, no se daban muy seguido por esos rumbos. Es más, es sus más de 10 años que tenía atendiendo su negocio, nunca había visto a una mujer con esas proporciones que entrara a su local. Así que sabía que, si quería que esa ninfa siguiera asistiendo a su local como clienta para seguirse echando su taco de ojo y quien sabe, tal vez y solo tal vez tener alguna posibilidad con tremenda hembra, tendría que ir moviendo sus fichas muy sabiamente.
Entendía que su mejor arma era la de seguirse portando como un hombre caballeroso y seguirle diciendo esos cumplidos tiernos que la hacían sonrojar. Así que tenía que controlar esas ansias de aventársele encima, quitarle la ropa y ponerle un cogidon mientras le mamaba sus jugosas ...