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Samantha: Corrupción y perversión de una casada
Fecha: 11/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JCerva, Fuente: CuentoRelatos
... chichotas. “Tranquilo Cresencio, no hagas ninguna pendejada. Primero hay que ganarnos su confianza diciéndole esas puterias que su rostro me alegra el día. Ya que me gane su confianza la voy a tener empinada y le podre decir que lo que en verdad me alegra del dia es verle esas chichotas y ese culote que se carga jejeje” pensaba el viejo sin quitarle los ojos de encima mientras seguía poniendo en la báscula las diferentes frutas y verduras que venían en la hoja. Mientras tanto Samantha ya un poco más tranquila, no levantaba la mirada del piso y es que sentía mucha pena el mirar a ese hombre a la cara. El mirarlo solo haría avergonzarse de ella misma por haber sentido esos extraños sentimientos hacia él. “¿Y ahora qué hago? ¿Cómo le puedo dar la cara a Don Cresencio sin sentirme apenada? Aparte, ¿De dónde vinieron esos sentimientos? Ya no soy una niña para andarme comportando así. Soy una mujer casada y también madre. No puedo permitirme andarme teniendo este tipo de escenitas” se decía en sus adentros la mujer casada mientras entrelazaba sus manos sin dejar de mirar el piso. -Samantha, aquí esta tu encargo- el hombre la sacaba de sus pensamientos mientras se paraba delante de ella con las bolsas de frutas y verduras en sus manos. -Ay, disculpe Don Cresencio me tomo pensativa jiji- con un tono de sorpresa y cierta cohibición en su risa al voltear al verlo y ver como este no le quitaba la mirada de encima. También lo podía ver por primera vez de cuerpo completo, ...
... el hombre era de aproximadamente de 55 o 60 años. Físicamente era bajo de estatura. Samantha pensaba que hasta sería un poco más bajo que ella, tenía una panza cervecera que era tapada por una ya desgastada camisa de resaque de la cual podía ver como unos vellos entre blancos y negros de su pecho y sus axilas salían. Un pantalón de mezclilla que al igual que su camisa de resaque, ya estaba muy desgastado. Su piel era morena, pero de un tono quemado, pensaba ella que debería de ser por las largas jornadas que pasaba debajo del sol. Su rostro tenía rasgos indígenas muy marcados que le hacían ver un rostro algo tosco por no decir feo. Pero lo que más le llamo la atención a la casada fue ese olor que emanaba ese hombre. Y es que pareciera que llevara meses sin que ese cuerpo hubiera tomado un baño. Samantha no pudo evitar llevar por mero instinto una de sus manos a su nariz en búsqueda de evitar el seguir respirando ese fétido olor. El hombre ni cuenta se dio de la acción de había hecho la mujer en contra de él y su olor. El de nueva cuenta había quedado hipnotizado por esas tetas y es que ahora que las veía desde arriba porque la chichona aún seguía sentada, le daba una mejor vista de ese par de montañas de carne y del canalillo que se formaba entre ambas. La mujer al ver tan descarada mirada, inconscientemente no pudo evitar ruborizarse y devolverle una sonrisa coqueta. Aunque también al mismo tiempo intentaba levantarse de la silla y salir de ahí lo más pronto posible. ...