Aventuras y desventuras húmedas. Tercera Etapa (5)
Fecha: 12/12/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... podría hacer acto de presencia, uno de desenfreno, pasión, lujuria… era lo que querían. Las consecuencias que podrían involucrarse después, no importaban, preguntas como ¿y luego qué? No aparecían en sus mentes. En ambas cabezas solo había una imagen, para Mari, Sergio, y para Sergio, Mari.
La tarjeta hizo su trabajo y el clic metálico abrió una puerta que más que a una habitación les llevaba a la casa de los deseos. Mari entró detrás de su hijo, cerrando la puerta tras de sí y sintiendo como la intimidad la relajaba de cierta forma, aunque no apagaba la llama que la quemaba.
Enfrente de la cama ambos se detuvieron, para de seguido tomar rumbos distintos a cada lado de esta. Dándose la espalda, comenzaron a descalzarse. Sin querer mirarse, el uno a escasos metros notaba en su propia piel el nerviosismo que el otro portaba. En un movimiento mimético, las chaquetas de los dos fueron arrebatas de sus cuerpos, notando la mujer un leve confort al desprenderse de algo de calor.
—Voy —dejó unos segundos para que Sergio la escuchara ¿cómo no lo iba a hacer?— a la ducha.
—Bien.
Una escueta palabra era mejor, dos podrían hacer trabar su lengua y demostrar todo lo raro que estaba. Mari no aguantó más, rebuscó en su maleta, cogiendo el camisón que compró exclusivamente para aquel fin de semana y con ropa interior nueva se levantó camino al baño.
Caminó con calma, queriendo que su hijo la dijera algo, un detente y ven aquí. Sin embargo, no expresó nada, no era el ...
... momento. Dio varios pasos y llegó hasta la puerta del baño. Desde allí con unos ojos de cazadora furtiva ojeó a su pequeño quitándose la camisa de pie. Solo le dio tiempo a ver dos botones y observar como su torso juvenil salía a la luz. Su mano fue rápida y accionó la manilla que la adentraba en el baño para no perder la cordura. No era el momento…
Suspiró profundamente delante del espejo y cerró la puerta para cierta intimidad o quizá por costumbre, aunque conscientemente no puso el pestillo, “no tiene sentido”. Mirándose en el espejo se fue desnudando, con lentitud, dándose una buena dosis de moral para encarar una noche que no sabía lo que le depararía.
Sus turgentes pechos, su cuerpo delgado, su belleza natural y aquellos ojos que debían haber sido robados a los mismos dioses. El agua de la ducha ya corría caliente contra el plato antideslizante. No esperó mucho, quizá con ganas de que los últimos remanentes del agua tibia recorrieran su cuerpo enfriándolo, sin embargo ya era tarde.
Sacó la cuchilla del neceser y se despidió de todo el vello que poblaba una zona donde no quería nada. Con mucha maña se deshizo de todo lo que allí nacía, dejando unos labios que se habían humedecido en exceso durante todo el día, como sus bragas, las cuales por lo que vio estaban para tirar. Al acabar, dejó la maquinilla de nuevo en su sitio, contemplando su zona más íntima como parecía volver a sus años de juventud, cuando aún el vello no había nacido.
Dejando que el agua cayera por ...