Mi Uber mejor calificado
Fecha: 13/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: DAMECANDELA, Fuente: CuentoRelatos
Enero en mi ciudad es una agonía. Toda la intensidad del verano sumada a no tener ningún lugar donde escaparle. Si te movés en auto, sufrís el tránsito. Si te movés en transporte público, además de sufrir el tránsito, viajás hacinado, sintiendo la transpiración caliente y pegajosa del resto de los pasajeros en tu piel. Si decidís caminar, el rayo de sol en la cabeza te liquida. Todas las opciones parecen lo suficientemente malas, excepto quedarte en casa con aire acondicionado.
Aquel día de enero había estado haciendo trámites toda la mañana. Estaba agotada, física y mentalmente. No había comido más que el desayuno, y había sobrevivido varias horas únicamente a base de una botella de agua bastante caliente. Según mi celular estaban haciendo 34°C, a los que se le sumaba una humedad insoportable. Salí del banco a las 14:15 h, sin haber resuelto lo que debía resolver, y deseando que se largara a llover torrencialmente para calmar mi sufrimiento.
Estaba a varios kilómetros de mi casa. Pedí un auto desde la aplicación de Uber, y me ubiqué debajo de un balcón buscando un poco de sombra. Estuve esperando sin éxito durante 15 minutos que parecieron una eternidad, ya que en días como aquel la demanda era muy alta. Varios conductores cancelaron mi viaje, hasta que por fin un tal Ignacio aceptó. Llegaría 5 minutos después en un Ford Fiesta color gris. Cuando estacionó en doble fila sentí una felicidad absoluta dentro mío: aire acondicionado, por fin.
Me subí en el asiento de ...
... atrás, del lado derecho, y saludé a Ignacio amablemente, pero sin mucha energía.
-Hola -dije.
-Hola -me respondió mirándome por el espejo retrovisor- no me digas que tenés calor! -agregó con divertido sarcasmo.
Me reí con pocas fuerzas, pero su buen ánimo me cayó bien.
Ignacio era un muchacho de unos 35 años, con pelo corto y castaño, una barba no muy larga, ojos marrones, y una sonrisa muy linda.
Me di cuenta al instante de que algo de él me había gustado. De repente sentí que me gustaría haberlo conocido estando más presentable, menos transpirada, sin el pelo desprolijo y atado en un rodete. Sin embargo, me gustaba estar vestida como estaba. Llevaba un vestido muy fino y corto, suelto y floreado. Tenía cierto escote, pero sin llegar a ser muy prominente. En los pies llevaba unas sandalias negras sin plataforma, bien cómodas.
El tránsito estaba bastante intenso, ya que era un viernes de verano y la gente aprovechaba para escaparse el fin de semana del infierno de la ciudad.
-Te gusta esta música o preferís que la cambie? -me preguntó rompiendo el silencio.
-Sí, me encanta. Cuánto tráfico que hay, no?
-Los viernes son complicados, pero por lo menos tenemos música y aire acondicionado.
-La verdad que sí -le dije sonriendo.
Seguimos el viaje en silencio. Yo miraba por la ventana, y a cada rato volvía mi mirada hacia Ignacio. Empecé a notar que con bastante frecuencia él también me miraba por el espejo. A veces me sostenía la mirada durante unos ...