Ainhoa, la policía local (II)
Fecha: 13/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: fernandobcn, Fuente: CuentoRelatos
Había llegado a casa y después de dos días, Ainhoa no daba señales de vida. Miraba una y otra vez el whatsapp, nada, ni tan siquiera aparecía como leído el mensaje que le había enviado. Le llamé en varias ocasiones; siempre el maldito buzón con su voz: “Deja tu mensaje y te llamaré en cuanto pueda, besos”. Adoraba su voz, pero también la odiaba. No soportaba su frialdad.
Era domingo, habíamos tenido nuestra primera ración de sexo el día anterior. Todavía recordaba el frio metal en mis muñecas, la novedosa y excitante sensación de sentirme a su merced mientras follábamos. En aquel momento empecé a vislumbrar como era, sin saber dónde me estaba metiendo, pero para mí desgracia, cuando lo descubrí, ya era tarde, estaba atrapado en su telaraña.
Ainhoa era una mujer excitante en todos los sentidos, vivía el sexo sin tabúes, de forma apasionada y libre, con un ansia devoradora. Lo mismo le daba que fuera carne o pescado y si podía ser un kilo en lugar de cien gramos, mejor. También con egoísmo, su necesidad de satisfacción no conocía límites. Todo se supeditaba a ella, a su mundo, un mundo muy particular y construido para que nadie penetrase más allá de las barreras que había fijado. Podías pasar una primera línea, pero la segunda estaba construida a prueba de bombas.
Suena el teléfono y veo su número.
-¡Muy buenos días Ainhoa!
-Hola Fernando, ¿cómo estás?, ¿te gustó ayer, verdad?
-Ya te dije que me encantó. No conocía esas sensaciones y más, ...
... contigo.
-¿Conmigo? Fernando, a veces eres un poco pueril, pero ya te convertiré en un hombre. Te queda mucho que aprender.
Joder con Ainhoa, siempre dominando e incluso humillando. Ese fue mi primer aviso, sobre lo que me esperaba.
-Fernando, este fin de semana estoy sola. Vamos a ir a la ciudad, quiero que conozcas algo. Seguro que te va a sorprender.
-Si me dices, te digo si me sorprenderá.
-No, ya lo verás. Es una sorpresa.
-Fernando, iremos en mi coche. ¿Dónde te recojo?
-Me acercaré hasta tu casa y dejaré el coche allí.
-Perfecto, hasta las 22.00 entonces, y mientras tanto, no seas malo…
-¿Malo yo? Si soy un pedazo de pan, jajaja.
Pensé una excusa para escaparme durante toda la noche y sin saber a qué hora volvería. Tiré mano del socorrido cliente que había venido unos días a ver la ciudad y con el que tenía que cenar y llevarlo a tomar unas copas. Todo sea por el negocio.
Llegue a la hora, con puntualidad británica. Llamé al timbre y en un momento bajó de su casa.
Me quedé impresionado. Era la primera vez que la veía maquillada, con su corto pelo negro engominado y sus gruesos labios, de rojo carmín, que pedían a gritos ser mordidos. Llevaba un vestido de seda rojo a la altura de media pierna, que conforme andaba marcaba la silueta de su cuerpo, con la espalda descubierta y sin sujetador. De sus pequeños pechos sobresalían sus pezones, creando un provocador relieve en su vestido. Su piernas morenas y musculosas resaltaban con el color rojo. Sus zapatos ...