1. Arte, seducción y lujuria


    Fecha: 13/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... Llamo desde abajo al número veintiocho. Tengo el corazón en un puño mientras espero unos segundos antes de que se abra la puerta. Cojo el ascensor, presiono el pulsador del décimo y mientras asciende me cuestiono si he tomado la mejor decisión. Reconozco que no ha sido la más cabal, y si es acertada o no depende del prisma con el que se mire. Busco una justificación, un auto convencimiento que me haga sentir mejor, o que me diga que nunca he echado una cana al aire y que por una vez mi conciencia lo superará. Por añadidura, hay oportunidades que quizás se presenten sólo una vez en la vida y pienso que ésta es una de ellas.
    
    Me recibe con una complaciente sonrisa. Va descalzo, con unos jeans rotos y el torso desnudo luciendo un cuerpo fibroso recién salido de un anuncio de perfume. No sé si estoy a su altura, aunque si me invitó fue porque algo vio en mí que le gustaba. Yo también llevo vaqueros ajustados que dan testimonio de mis curvas. Para la parte superior he elegido un suéter de punto fino ajustado con un cuello de pico que resalta mi canalillo.
    
    —Estás deliciosa, —me dice sin apartar la vista de mi escote, y viniendo de él es todo un cumplido.
    
    Rápidamente invade mi espacio vital, me coge de la cintura con una mano y me acerca a él, por lo que nuestros cuerpos se pegan. Con la otra mano agarra mi nalga derecha y la presiona. Me mira un instante muy de cerca y abro mi boca deseosa esperando la suya. Ahora sé que el deseo es compartido.
    
    —¿Quieres el café?, —me ...
    ... pregunta. No le cabe duda de que no he ido a tomar café. Ignoro su pregunta y le como la boca enroscando mi lengua con la suya. Sus manos se aferran a mis nalgas acercándome más a él. Noto su hombría hinchándose en mi vientre en el momento en el que la costura de mis jeans empieza a molestarme. Siento sus caricias por mi cuerpo hasta llegar a los pechos. Me quita el suéter con mi ayuda. Por un momento se queda obnubilado contemplándome a través del sujetador trasparente, después me aprisiona las tetas y las amasa con rudeza al tiempo que se deshace de la prenda. Las vuelve a manosear, a continuación hunde su cabeza. Mis pezones son devorados con autentico fervor para mi deleite con una lengua que los abrasa. La raja se me abre como una flor en una mañana primaveral. De forma inesperada noto su mano aterrizando en mi sexo y unos dedos empiezan a hurgar en él a través de la tela del pantalón a la vez que mi mano busca su entrepierna exageradamente abultada.
    
    Bruscamente me da la vuelta, me apoya las manos en el sofá, me baja los vaqueros de golpe y hace lo mismo con las bragas, dejando mi trasero a su merced.
    
    —Menudo culo tienes, zorra, —me dice pareciendo haber mutado, pero estoy tan caliente que no me detengo a cuestionar esa nueva faceta ni sus modales, en contraste, muevo el trasero impaciente. Volteo la cabeza con curiosidad mientras se desabrocha el cinturón, baja el zip y extrae un palpitante y apetitoso miembro que me hace reconocer que el muchacho ha sido bendecido ...
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