-
La promiscua (2)
Fecha: 14/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... copas en una terraza que ese día tenía música en directo. Tras dos rondas, el alcohol había diluido cualquier atisbo de control y nuestra libido se encontraba a flor de piel. Decidimos darles vidilla a unos chicos jóvenes que se nos acercaron. Después de un vistazo rápido ninguno era de nuestro gusto pero los chavales se lo curraban y nos hacían reír. De repente el camarero se acercó a nosotras y nos puso un nueva ronda: -Oye, que no te hemos pedido nada. -No, os invitan aquellos dos. El camarero señaló en dirección a la otra punta de la barra. Allí estaban dos tipos que levantaban sus copas a modo de brindis. Sandra les sonrió y me guiñó un ojo. Eran dos populares tipos de la zona. Jaime, alto, con reminiscencias de su pasado rockabilly, ojos claros y cuerpo trabajado. Rafa, era bajito, algo cabezón pero con fama de estar muy bien dotado. La verdad es que este último era un tío que siempre me habia dado cierto morbo. Era un amigo del grupo de colegas de mi marido. Eso unido a su fama me resultaba excitante. Sin más explicaciones y dejando a los chavales que nos rondaban con dos palmos de narices nos marchamos en dirección a los dos tíos que nos invitaban. Con dos besos en las mejillas nos saludamos los cuatros. Ellos venían de hacer una ruta con sus motos y sus atuendos los delataban. Jaime con chupa de cuero y su estética rockabilly parecía sacado de una película. La línea que separa lo original de lo ridículo es muy fina y por muy poco este la traspasaba. Es ...
... cierto que su musculado cuerpo rellenaba perfectamente la camiseta ajustada manteniéndolo a este lado de la dignidad. Por su parte Rafa, era menos estridente en su vestuario. Con vaquero y sudadera no llamaba la atención por nada especial, a simple vista, pero su fama siempre flotaba a su alrededor. Su paquetón se marcaba de manera provocadora haciendo que fuera imposible no dirigir la mirada, aunque fuera disimuladamente, a su entrepierna. Sandra me había contado que, pese a que no se lo había tirado, conocía historias de su pollón. Al parecer, en una ocasión se fue con una tía a la que no le cabía. Era bastante estrechita y por más que lubricaba su coño no pudo abarcarlo. Y otra leyenda decía que una pareja se desmayaba cuando se la metía hasta el fondo. Todo aquello hacía que mi calentura fuera en aumento y el morbo hiciese estragos en mi cerebro. Entre risas los dos tipos nos contaban anécdotas divertidas de sus rutas moteras. Rafa tenía una gracia especial para narrar de manera casi cómica aquellas aventuras de dos machos alfas: -¿Tenéis buenas motos? -Pregunté simulando ingenuidad. -Este -dijo Jaime señalando a Rafa -tiene una buena... burra... La pausa antes de finalizar la frase provocó una risa en los cuatro. -Me encantan las buenas... burras... -Repliqué llevando la broma un paso más allá. Rafa se acercó a mí hasta pegar su cuerpo al mío. Pude sentir el calor que desprendía y el bulto de su entrepierna contra una de mis nalgas. Mirándole de reojo ...