1. A mi mujer le gustaron las katanas


    Fecha: 18/12/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos

    ... definidos pezones. La escasa cintura y el trabajado abdomen, acababan en anchas y seductoras caderas y un asombroso, firme y redondo culo.
    
    La verga me reaccionó de inmediato, notándose debajo de la holgada polera, a pesar de mis esfuerzos. Por largos y tortuosos minutos fui su fotógrafo personal, realizando todo tipo de tomas en las más diversas posturas, siendo no pocas, las del tipo porno.
    
    Con el correr de los minutos, pude notar la transformación en su mirada, expresión y timbre de voz. En varias oportunidades preguntó si me gustaba lo que veía a lo que, inefablemente le contestaba con un seco sí. En una se encontraba apoyada en la pared de espalda a la cámara, el culo respingado y abierto por sus manos, la cara volteada, en los ojos lo único que se distinguía era lujuria.
    
    María Eugenia: -soltó sus nalgas para tomar el envase de crema, untarse en la mano y con ella embadurnarse ambos senos y desde el ano hasta el clítoris, para luego sonreír como una niña que ha sido sorprendida en una travesura.- ups!!! Qué tonta… me ensucié… ¿me limpias??? Pero que no se desperdicie la crema… no me gusta botar comida cuando se puede aprovechar aún…
    
    Antes de lanzarme en picada entre sus piernas, de reojo miré el reloj de la pared. Faltaban 15 minutos para las 6 de la tarde. Lamí, chupé, froté, con mis dedos penetré su depilado, exuberante y aromático coño, mientras de tanto en tanto, jalaba tiernamente el pequeño mohicano que lucía sobre su abultado monte de ...
    ... Venus.
    
    Estimulé su clítoris hasta justo antes del clímax. Fue entonces que con mis dedos anular y corazón le penetré el coño para de inmediato iniciar en apariencia un rudo sube y baja. En menos de un minuto gimió, jadeó y se quejó, primero entrecortadamente para luego, al tiempo que eyaculaba profusamente, convertirse en un único y extenso quejido de asombrado gozo.
    
    Dejé que experimentara el placer fluir por su sistema nervioso por unos segundos y siempre con mis dedos dentro de su coño, inmóviles, pero presentes, para recomenzar con el sube y baja al mismo demoledor ritmo. Esta vez no me detuve cuando su coño expelía abundantes fluidos vaginales, por lo que en menos de medio minuto, alcanzó a eyacular 4 veces más, desplomándose sobre el empapado lecho.
    
    La acomodé, dejándole el culo parado, la espalda arqueada, separadas las rodillas, su peso apoyado en ellas y los hombros. Entonces, con mi erecta verga comencé a pasarla por toda su mojada rajita, desde el clítoris hasta el palpitante, prometedor y rosado ano.
    
    Yo: está todo bien, María Eugenia?
    
    María Eugenia: si… muy rico…
    
    Yo: me regalas tu culito, prima???
    
    María Eugenia: y si me duele…
    
    Yo: si haces lo que te diga, prometo que te gustará…
    
    María Eugenia: está bien… solo porque estoy caliente… apúrate…
    
    Yo: si quieres que me apure, entonces, frótate el clítoris y aprieta las muelas… ahí vamos…
    
    Comencé a follar su coño a un ritmo medio, pero llegando en cada embestida hasta el fondo. Al poco, con mi dedo índice, ...
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