A mi mujer le gustaron las katanas
Fecha: 18/12/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos
... poseída por una cadena de orgasmos y eyaculaciones que, al final, la dejaron semi inconsciente, apoyando la cabeza sobre el pecho de Hatami.
Entre los tres la llevamos en andas hasta nuestro lecho matrimonial. Profundamente dormida, respiraba con la paz del sueño, brillante aún el cuerpo por el sudor. La observé en silencio por casi un minuto. Hasta que de pronto fui interrumpido.
Hatami: Venga, por favor… necesitamos conversar…
Yo: tranquilo… cuando duerme así, no la despierta ni un camión pasándole por encima…
Hatami: En nombre de mi socio y el mío propio quiero expresarle mi eterna y sincera gratitud, regalándole estos pasajes a usted y su esposa a Tokio por una semana con todos los gastos pagados, un viático de 2000 dólares y una limusina a su completa disposición…
Yo: esteee… no lo sé…no es que no lo acepte, al contrario, me siento profundamente impactado por el ofrecimiento, pero tengo que hablarlo con ella y además están nuestros empleos…
Hatami: no quiero que se ofenda, pero escúcheme… sabemos, porque investigamos a todos los involucrados cuando hacemos negocios… en fin, sabemos que usted es independiente y no gana más de lo que gana por convicciones. Sabemos que su esposa gana 5 veces más que usted… A usted le ofrezco por esa semana conociendo Tokio el salario de un año…
Yo: wow… gracias…
Hatami: y en cuanto a su esposa… hablaré con sus superiores. Les solicitaré la nombren supervisora en jefe de la fusión… Será un proceso largo y tedioso, ...
... durante el cual viajará constantemente y necesitará la asistencia de alguien competente…
Javiera: -apoyando su peso en el codo- Amor…
Yo: dime…
Javiera: quiero hacerlo… pero solo sí tú también así lo deseas…
Yo: -miré a mi esposa, le sonreí y le estiré la mano a Hatami- Está bien, Sr. Hatami, tenemos un trato…
Kanagua: -asomándose por el umbral de la puerta abierta. Vestido.- Sr. Hatami… el chofer preguntó si puede pedir algo para comer… le contesté que subiera a buscarlo… ¿Está bien?
Hatami: si… -miró la hora- creo que yo también comeré algo…
Yo: lo sigo… ¿vienes amor?
Javiera: tomo una ducha y los acompaño…
Resultó ser que el chofer de la limusina era un tipo de color, nacionalidad haitiana, que perfectamente pudo haber jugado en la NBA porque medía poco más de 1.90 m, con el físico de un atleta. Su único detalle era un rostro menos que poco agraciado, pero que lo disfrazaba con un liviano y ameno carácter.
Los cuatro hombres cada uno ubicado detrás de una de las sillas laterales, manteníamos una alegre charla, esperando a mi esposa. La que de pronto apareció rutilante, cruzando a penas cubierta con una pequeña toalla, como una saeta desde el baño a la pieza, cerrando la puerta tras de sí. Todos nos miramos con una sonrisa dibujada en los rostros.
Dos minutos después, sale de la pieza vestida con un camisón amplio y largo hasta los tobillos, de blanca y suave seda y, sobre él, una corta bata de fino algodón del mismo color. Lucía sin maquillaje ...