¡Que viva la diversión!
Fecha: 22/12/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... principio, noté en mi esposa la satisfacción de ver tantos hombres, bonitos, como decía ella, atractivos, apuestos y provocativos. Los shows ya estaban en curso cuando llegamos al lugar y los hombres, desnudos, andaban por allí, haciendo las delicias de las damas presentes, quienes no perdían la oportunidad para acariciar sus pectorales bien formados y cuerpos trabajados.
Había sala de baile y los strippers se mezclaban con las damas que acudían a la pista para bailar picarescamente con ellos, acariciar y dejarse acariciar como parte de la diversión. Mi esposa, bien pronto, acudió a la sala de baile, en principio para bailar sola, al compás de la música, en medio de tanta gente, pero bien pronto se vio rodeada y acompañada de varios hombres, que, coquetos, le hacían el juego y parecieran querer captar su atención.
Uno de ellos, bastante atrevido, la despojó de su vestido de coctel, allí mismo, en medio de la pista de baile, dejándola expuesta tan solo con su ropa interior negra de fina lencería. A ella no le importó. Disfrutaba de la aventura sin recato alguno y se veía dispuesta a lo que sucediera. ¿Por qué no? Por alguna razón había escogido ir a ese lugar. Como había mencionado minutos antes: Ya todo está arreglado.
El hombre que bailaba con ella, con una idea clara en mente pensaba yo, parecía deleitarse con la sensualidad y coquetería que proyectaba mi esposa con su baile y sus ademanes, tanto, que más temprano que tarde la tomó de la mano y la llevó fuera de ...
... la pista hacia el segundo piso del lugar, donde había unas salas medianamente iluminadas, lugar propicio para desatar todas las ganas acumuladas y copular lujuriosamente si había posibilidad. Pues, bien, con mi esposa, excitada como estaba, la oportunidad se dio.
Yo, curioso, y también excitado, les seguí. El tipo llevó a mi mujer al fondo del lugar y, en un amplio sofá, de forma redonda, la recostó. Con mucha habilidad la acariciaba y, pronto, ya la había despojado de sus pantis. Era claro, que quería penetrarla y hacerla suya. Pero ella, quizá queriendo hacer más perdurable el momento, decidió cambiar de posición y prodigarle sexo oral a aquel hombre. El, por lo visto, gustoso, intercambió con ella de posición y permitió que ella lo atendiera.
Ella se inclinó sobre él, que permanecía recostado en el sofá, para empezar a chupar su pene erecto, pero se mantuvo de pie, de manera que exponía sus nalgas desnudas. Había gente que deambulaba por ahí, hombres, mujeres y parejas que se iban acomodando en los lugares disponibles, para hacer lo suyo. Pero, mi esposa, con sus nalgas paradas, resultaba provocativa. Tanto así que un hombre, desnudo, transeúnte, con su pene erecto, no tuvo reparo en acomodarse detrás de ella y, sin reparo alguno, penetrarla. Ella no se inmutó. Creo que lo esperaba. Se había colocado en esa posición, quizá pensando en que eso sucediera.
El tipo la penetró y empujó a gusto su miembro dentro de la vagina de mi mujer, que, disfrutando aquello, sin ...