La vida en pareja (capítulo cinco): Chucho
Fecha: 03/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... culo, recogiendo el semen para introducirlo en mi ojete que más que nada deseaba una buena singada. Aquel gesto me gustó mucho.
- No te he singado pero te llevas el culo lleno de mi leche.
Me dijo con orgullo de macho duro. Tuvimos que esperar dos semanas para el primer contacto sexual a fondo, mi amigo el médico me aconsejó qué hacer y hasta habló con Gustavo para que no se repitiera lo del rasguño. Fue una noche de pasión como antes no había vivido, muy a pesar del aspecto brusco que tenía Gustavo, esa noche inolvidable se comportó como alguien comprensivo, dulce, amante cuidadoso y sin dejar su rol de hacerme suyo, todo en cuerpo y alma. Entre besos y caricias, abrazado a mi espalda y teniéndome clavado, me juró amor y me pidió ser su compromiso. Sus labios pidiéndome un sí, un asentimiento desde adentro, murmurando que no le importaba cómo nos habíamos conocido que sólo le interesaba el futuro nuestro. Desde aquel momento me sentía bien, con el culo bien lleno, abrazado y protegido. Gustavo me satisfacía en el sexo bien y como me gustaba, yo le correspondía.
Empezamos una relación bastante pasional, en el pueblo ya todos los sabían, William me felicitó aunque lamentó que no me podía coger el culo, pero que no perdía la esperanza de que algún día pudiera. Hugo estuvo tratando de presionar, incluso se apareció en la casa de Gustavo una noche con el carro de policía pero no se salió con la suya. Gustavo le salió como una bestia y lo puso en su lugar. De todas ...
... maneras Lázaro si era bienvenido, más porque fue quien nos presentó, compartíamos como el primer día en el platanal. Hacíamos tríos a veces, o simplemente Gustavo miraba como Lázaro me singaba. Podía parecer raro, pero Gustavo sentía idolatría por mí y a la vez le gustaba experimentar, no fue Lázaro el único que me poseyó delante de su mirada vigilante y lujuriosa, a veces invitaba a alguien. Sentía placer eligiendo quien me singaría o quién podía dejarse singar para que yo viera.
La primera vez, se apareció en la casa con un recluta, al entrar a la casa y besarme, me dijo.
- Mira lo que te traigo, me lo hubiera singado pero es activo, así que dame ese gusto y deja que te singue. Yo quiero ver como lo hace.
Me quedé como algo indeciso, sin saber cómo reaccionar, pero me llevó al cuarto y el recluta ya estaba desnudo y sobre mí quitándome la ropa. El muy cabrón tenía una pinga larga y gruesa en la punta y delgada en el tronco. Gustavo se preocupó de que me untara bien lidocaína y se sentó en un sillón cerca de la cama a mirar. Comprendí el juego desde el inicio, no dejarme besar y mirar a mi macho siempre, quizá era la experiencia la que me guiaba a tener presente a mi hombre y alimentar su orgullo aunque sea otro quien me estuviera dando por culo. El recluta se dio gusto metiendo y sacando su pinga, de vez en cuando miraba a Gustavo, miraba su pingón negro, estaba claro que lo que quería era que se lo singaran. Se vino agarrando mis piernas con fuerza, provocándome casi ...