1. La vida en pareja (capítulo cinco): Chucho


    Fecha: 03/01/2025, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... dolor. Cuando sacó su pinga, Gustavo se acercó y me puso su pigón en el ojete.
    
    - Ahora vas a recibir el de tu macho.
    
    El recluta sé quedó asombrado de cómo aquel trozo entró tan fácil y además provocando placer, cuando estaba ya bien clavado me preguntó:
    
    - Mi amor, ¿cómo te sientes?
    
    - Bien, sabes que sí que solo quiero lo tuyo.
    
    - Pero tienes el culo lleno de leche de otro.
    
    - Pues dame la tuya, papo.
    
    Era una conversación con un solo fin, aumentar el ego de mi hombre y mi dependencia para con él. Al recluta le ordenaba que le mamara los huevos, que me mamara la pinga o que me lamiera mi culo, en un momento el recluta no pudo más y le pidió que se lo singara también, que tenía ganas de sentir aquel trozo de pinga. Gustavo le dijo que se preparara pero que la leche me la daría a mí. Sacando su pinga de mí se la metió al recluta que empezó a gritar, el pobre chico tenía los ojos rojos y jadeaba como un perro. Casi no resistió ni diez minutos las embestidas de Gustavo cuando empezó a pedir que se la sacara, que no podía más. Yo sabía que a Gustavo aquello le deba más fuerzas.
    
    - ¡Maricón, no me pediste pinga! Pues coge.
    
    Lo estuvo torturando bastante tiempo hasta que me ordenó prepararme, con una rapidez asombrosa, ya estaba dentro de mí y viniéndose, le gustaba llenarme de leche, saber que era él quien me fecundaba. El pobre recluta estaba dolorido, pero contento. Después me preguntó que cómo yo podía, la respuesta fue que para eso era la pareja de él, ...
    ... que era cuestión de acostumbrarse.
    
    Un buen día cuando esperaba la guagua, me encontré a William, que zalamero se me acercó como era su costumbre y después del saludo, me preguntó cómo me sentía con mi nuevo amor. Al parecer alguien le había ido con el cuento, o quizá alguno de los que había compartido conmigo y con Gustavo.
    
    - ¿Qué tal ese culo? Espero que no lo tengas desflecado por la clase de morronga que te metes.
    
    - ¡Bah, ya sabes que tuve un buen maestro!
    
    - Ese soy yo..., mi pinga y mi leche fueron lo primero que te tragaste.
    
    Se sentía orgulloso de ello, lo de haber sido el primero siempre me lo sacaba en cara como si yo fuera capaz de olvidar aquella primera vez. Enseguida me invitó a apartarnos un poco de la parada, yo al principio me negué pero William no conocía esa palabra ni mucho menos que yo no cediera a sus deseos. Lo seguí porque era la mejor manera de que me dejara en paz y bueno, porque sabía que me daría placer. Nos metimos detrás de unos muros que estaban construyendo y él me dijo que me bajara el pantalón, se agachó y abriendo mis nalgas empezó a besar mi culo. El muy cabrón sabía cómo ponerme a punto, su lengua lubricaba mientras decía cosas, cuando se puso de pie ya estaba yo deseoso de que me poseyera, él lo sabía y por eso me lo preguntó como otras veces había hecho antes de singarme allí.
    
    - Ya ese culo parece un chocho, así ha de ser la cantidad de leña que te han dado.
    
    Quizá tenía razón, porque si antes me costaba algo de trabajo ...