Queriendo olvidar (capítulo dieciocho)
Fecha: 05/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... seguía tan dura como al principio, siendo la segunda vez fue largo. Se pasó un buen tiempo dando pinga a su antojo hasta que se vino y entonces sí la sacó.
Cuando volví la cabeza solo pude ver una silueta que salía por la puerta donde había más claridad, en ese momento sentí que alguien me abrazaba y presionando la nuca me obligaba a ponerme como antes. Era otro, otro más me estaba ya dando pinga a su antojo. Por el entrepierna sentía como chorreaba la leche que salía de mi culo, leche caliente. Escuché a William hablar con alguien, al parecer había allí otro. De pronto se vio la claridad de la llama temblante de un fósforo, olí el humo de un cigarro y otra mano que tocaba mis nalgas. El que me singaba terminó y se fue, me quede en la misma posición que estaba. El que fumaba empezó a acariciar mi ojete ya singado y lechoso, se me escapó un peo y la leche salió, pero la cogió con su mano y me la metió de nuevo. Después metió la pinga que resultó ser gorda y agarrándome por los hombros me singó empujando como tratando de demostrar que era el macho en aquella situación. Cuando terminó se limpió su pinga en mis nalgas y se largó.
Me vestí y salí, afuera en el banco al lado de baño estaba William junto con alguien que por la oscuridad no lo veía, fumaba, al parecer fue el último que me había singado.
- ¡Mira, culo! ¿Sabes quién es? - me dijo William.
- No, como estaba yo, no pude verlo. - bromeé.
- Pues mejor, vamos para su casa...vive aquí cerca...
Salimos del ...
... parque oscuro, en la calle pude ver quién era. No lo conocía, llevaba un pantalón ancho y una camiseta blanca muy ajustada, tenía un bigote fino y tendría unos treinta y pico de años. Se le veía machote, fumaba a lo macho, muy varonil. Cuando llegamos a la esquina, William se despidió como acostumbraba y nosotros entramos en una casa que había visto mil veces pero nunca me había imaginado que allí viviera un bugarrón. Nada más entrar y cerrar la puerta de la calle, me atrajo para besarme, abrazarme y meter su mano por mi pantalón para llegar a mi culo, me lo acarició.
-¡Mami, qué rico lo tienes! ¡Y mojadito como me gusta a mí! - me dijo mirándome a los ojos.
- Papo, voy a tener que ir al baño, ya tengo el calzoncillo mojado...
- ¡Bah, déjalo así! Lo tienes lleno de leche...¿te gusta?
- ¿Qué?
- Pues tener el culo lleno de leche...
-¿Te dio la impresión de que no me gustaba?
- ¡No, que va! - de nuevo me besó - al contrario, me di cuenta que lo disfrutas de verdad. ¿Sabes lo que me ha gustado de ti?
- No sé...dímelo tú.
- Pues que no eres como los demás mariquitas que nada más de meterle la pinga empiezan a lloriquear y a quejarse, vi que lo gozas mucho ¿me equivoco?
- No, papo, no te equivocas, a mí me gusta que me den pinga, que me den leche y que me vuelvan a dar pinga...
Se desnudó en nada y yo lo seguí, se sentó en el sofá invitándome a sentarme sobre su pinga. Cuando intenté hacerlo se me escapó otro chorro de semen. Tenía el culo que no ...