Tras el primer concierto (II)
Fecha: 06/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... Eres más desobediente de lo que pensé.
Esperaba que el chico protestase, que se negase incluso, pero para su sorpresa no hubo nada de eso. Con pasos inestables, sin dejar de frotarse las muñecas algo entumecidas, se deslizó hasta el baño, entrando directamente en la ducha. Accionó los mandos hasta que el agua caliente cayó en cascada sobre su cuerpo. Cerrando los ojos se apoyó en la pared de la ducha y disfrutó del calor y la sensación de calma de la ducha, tan embebido de ella que ni siquiera se percató de que Héctor entraba en silencio y se limpiaba empleando para ello uno de los dos lavabos. Tampoco se percató de que le dejaba la toalla que había usado antes ahí mismo, para que pudiese secarse después.
Cogiendo el bote de jabón, ahora medio vacío, comenzó a frotar su piel. Al pasar las manos por sus pezones no pudo evitar una mueca de dolor. Enjabonó sus nalgas y su ano, dándose cuenta de que difícilmente podría limpiarse bien por dentro. Con una nueva mueca y tras asegurarse con un rápido vistazo de que se encontraba solo se colocó de cuclillas y empleó la ducha para retirar todos los restos de su interior. Le llevó un par de intentos, pero por fin introdujo un par de dedos y les sacó limpios. Con las mejillas ardiendo, invadido de una súbita timidez, se secó con la toalla y volvió al cuarto, cubriéndose con las manos y procurando mirar al suelo.
Los dos hombres charlaban relajados, tumbados en la cama y ya con los bóxers puestos. Héctor le echó un rápido ...
... vistazo y se levantó con agilidad de la cama. Girando en torno a él examinó sus pezones que aún estaban algo inflamados, las nalgas donde se apreciaban las marcas de los azotes de antes y los cercos rojos de las muñecas que ya empezaban a difuminarse. El intenso escrutinio del gigante bastó para que una nueva oleada de excitación le recorriese entero, desterrando el cansancio. Con una sonrisa sádica y un leve empujón entre las escápulas le forzó a caminar hacia la cama, donde le esperaba el músico. No vio ni rastro de los juguetes que habían usado ni tampoco de la mochila, lo que le tranquilizó por un lado y le inquietó por otro.
–¿Recuerdas lo que te dijimos antes? –le interrogó Víctor mientras le hacía subir a la cama.
–Que no podía correrme sin permiso –musitó en tono bajo y obediente, sin mirarlos directamente a los ojos.
A su espalda escuchaba a Héctor sacar algo del armario, pero no se atrevió a desviar la mirada para comprobar qué hacía. El músico le colocó de rodillas sobre el blando colchón. Su sonrisa podía haber pasado por la de alguien benévolo, pero Álvaro se estremeció inquieto.
–Al menos tienes buena memoria. –Concedió el bajista sin variar la expresión de la cara–. Es la segunda vez que desobedeces, y además has vuelto a hacer lo mismo. ¿Sabes lo que nos hace pensar eso?
–No.
–Nos hace pensar que fuimos demasiado suaves contigo –intervino Héctor situándose a su lado–, y que ahora debemos mostrarnos mucho más duros. Por eso, vamos a darte a elegir: ...