1. La farmacéutica


    Fecha: 06/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Carmen Van Der Does, Fuente: CuentoRelatos

    ... hombros, se detuvo en las tetas de Isabel y chupó los pezones. En su lengua notó el tacto duro de los mismos. Isabel apretó la cabeza de su amante negro contra su pecho, mientras se le aceleraba la respiración. Hacía tiempo que no sentía aquella sensación, sentirse deseada, esa especie de arrebato que hace que todo te dé igual. Tenía curiosidad por saborear una piel desconocida y furtiva.
    
    Ariel bajó las bragas hasta los tobillos, y frente a su cara apareció el sexo de Isabel. Hundió su cara entre las piernas de ella, paseó su lengua mientras agarraba con fuerza las nalgas de la mujer. Isabel jadeaba, y mirando hacia abajo para no perder detalle de lo que hacía Ariel, sujetó su cabeza en un intento de que no escapara. Abrió un poco las piernas para facilitarle la labor. Estaba fuera de si, no se había tan siquiera parado a pensar en lo que estaba haciendo o lo que estuviera por venir. Sin aviso previo Ariel se puso de pie y empujó a Isabel sobre la cama, terminó de quitarle las bragas, y se deshizo de sus bóxer. Ante ella se presentó un Dios de ébano, se incorporó para quedar sentada al borde de la cama y pudo ver de cerca el dibujo de sus abdominales como el mapa de una ciudad perfecta, líneas verticales y horizontales que formaban cuadros simétricos. Los muslos perfectos con los cuádriceps y los femorales marcados, y los pectorales perfectamente definidos. Y qué decir de su verga, a Isabel le pareció perfecta. Con poco vello, unos testículos redondos y un glande al ...
    ... descubierto y brillante. Una erección descarada y soberbia que no se merecía caricias, sino engullirla con falta de decoro. Instintivamente sus labios abrazaron la punta de aquella erecta polla, mientras sus manos sujetaban las caderas del hombre que le estaba regalando uno de los momentos más locos de su vida. Introdujo el falo duro caliente en su boca, sintió como chocaba en su paladar pero advirtió que era imposible tragarlo por entero. Sus labios se dilataron y abrazaron aquella polla oscura, a la par que apretaba aquellas nalgas masculinas que le parecieron duras como el mármol. Ariel no se movía, puso sus brazos en jarras, bajó la cabeza para ver con claridad como Isabel se deleitaba con aquella mamada, y con unos leves vaivenes de cadera, introducía su miembro en la boca de Isabel.
    
    Él parecía no tener prisa, por el contrario ella aceleró el movimiento de su cabeza como si quisiera acabar con aquello cuanto antes, pero la idea de Isabel no era esa realmente; quería más, y quería que durara toda la tarde a ser posible, pero la pérdida del hábito y el ansia le hacían ir más deprisa de lo que deseaba. Cuando Isabel se tomaba una pausa para respirar notaba como la saliva le salía de la boca por la comisura de los labios, y le caían gotas por la barbilla. Miraba detenidamente la polla de su amante, y la veía lustrosa y mojada, embadurnada con sus babas. Ariel puso sus manos sobre los hombros de la mujer y la empujó sobre la cama. Acto seguido se arrodilló, subió las piernas ...
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