1. La farmacéutica


    Fecha: 06/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Carmen Van Der Does, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta sus hombros, y volvió a meter su cabeza entre las piernas de Isabel. Sujetó los muslos suaves fuertemente, y recorrió con su lengua todo el camino que va desde el culo hasta el clítoris. Chupó los labios vaginales, mojó la entrada del ano, estimuló con la punta de la lengua el botón del clítoris, y todo eso con una lentitud que exasperaba a Isabel a la par que la hacía gozar. El placer que sentía le llegaba con oleadas, sentía la necesidad de revolverse, de agitarse, pero Ariel la sujetaba con fuerza y a ella no le quedaba más remedio que arquear la espalda, jadear y agarrarse con fuerza al edredón que cubría la cama.
    
    -¡Joder!, no te pares cabrón, sigue, sigue, -le apremiaba a gritos. -¡Ah!, ¡ah!, ¡ah!...
    
    Pero Ariel no se dejaba llevar por las prisas, le estaba regalando a Isabel un placer indescriptible. Hasta que le llegó el primero de los muchos orgasmos de aquella tarde.
    
    -¡Aaaah!, ¡aaaah!... me corrooo, -gritó mientras tensaba la espalda. -¡Ah!, ¡ah!, joderrrr.
    
    Pero Ariel no iba a tener piedad. Sin esperar a que esa mujer blanca totalmente entregada recuperara el resuello, se elevó quedando en cuclillas lo justo para encarar su polla frente al coño de Isabel y la introdujo con un golpe de cadera. Ese trozo de carne entró sin dificultad taladrando a Isabel, que lo recibió con un gemido. Ariel comenzó a bombear con fuerza en cuanto advirtió que el sexo de Isabel se había adaptado al grosor de su polla. Los jadeos de ambos se mezclaron con el sonido de ...
    ... sus cuerpos chocando. Ariel no había soltado las piernas de la mujer, y a ella la sensación de estar a merced de ese semental, de no poder moverse, la volvía más loca aún. Ella, acostumbrada al misionero, a cuatro patas y poco más cada vez que follaba con su marido, aquello era irresistible, pero aún le quedaba más que experimentar. Ariel se levantó sin sacar su miembro, subió a Isabel en volandas y la dejó subida empalada a su polla. Ella se abrazó con fuerza al cuello del macho y sentía como la penetraba con fuerza, hasta que Ariel caminó hasta la pared, apoyó a Isabel contra ella y siguió percutiendo.
    
    -¡Joder cabrón!, fóllame, fóllame más, -gritaba Isabel sin vergüenza ninguna. -Ostias joder, méteme esa polla entera.
    
    -Tu marido no te ha follado nunca así, ¿verdad?, -le susurraba él en su oído, -toma polla puta.
    
    Cuando Isabel le iba a gritar que no se corriera dentro, ya era tarde. Ariel descargó un buen chorro de semen tibio acompañado de un gruñido. Siguió metiendo y sacando su verga sin tomarse un descanso, pero el bombeo ya era más lento. Su polla lubricada con una mezcla de semen y flujos se deslizaba fácilmente. A Isabel el corazón se le salía del pecho, y sentía sus tetas bailando al compás de la danza de Ariel. Le pidió que la bajara porque quería ir al baño, lo que él hizo de buena gana. Cuando volvió del pequeño aseo, encontró a su amante recostado sobre la cama. Una pierna colgaba fuera del colchón y la otra flexionada; una mano sobre el pecho y la otra ...
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