1. El celular de Alexia (Cap. 3): Reencuentro con el pasado


    Fecha: 07/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... hacia mi lado.
    
    — ¿Estás loco? —dijo Alexia— ¡Nos puede ver alguien!
    
    Conozco a mi chica. Sabía que, si realmente no quería hacer nada, hubiese dicho una frase más contundente, del tipo “Ahora no, Carlos”.
    
    Miré la carretera. Estábamos en una avenida muy poco transitada. La casa de Mauri quedaba a unos quince minutos. Las posibilidades de cruzarnos con algún conocido no eran inexistentes, pero sí muy bajas. Empujé de nuevo la nuca de Ale.
    
    — Pará —dijo—. Sigamos así. Cuando estés a punto de acabar, avísame.
    
    Paramos en un semáforo en rojo. Vi la expresión excitada de Ale. Sus pezones se marcaban en el vestido negro. Recorrí su cuerpo con la mirada. El vestido estaba corrido hacía arriba, por lo visto, cuando la estuve manoseando, lo había dejado así. Ale estaba con el torso apoyado en el asiento, la mano izquierda se movía con maestría sobre mi verga. Bajó el cierre, y luego corrió el bóxer que llevaba puesto. Ahora mi verga hacía contacto con la piel de sus dedos. Mi sexo estaba algo pegajoso, debido a que hacía mucho calor. Vi que había seis personas que estaban a punto de cruzar la senda peatonal.
    
    Alexia miraba, haciéndose la distraída, por la ventanilla, en dirección opuesta a donde estaba yo, sin dejar de pajearme. El grupo de personas se fue acercando. Uno de ellos miró, durante un instante, hacia nosotros. No estoy seguro de si sería posible ver lo que estábamos haciendo, pero el movimiento de la mano de Ale nos podía delatar, por lo que ella se detuvo ...
    ... un momento.
    
    Cuando los peatones se alejaron, Ale estalló en una carcajada.
    
    — ¿Pensás que nos vieron? —preguntó, mientras el semáforo cambiaba a verde.
    
    — No creo —dije, aunque no estaba seguro—. Dale, seguí.
    
    Mi verga seguía totalmente dura. El miedo a que nos descubran me había excitado aún más. Ale miró a todas partes, me sonrió con complicidad y picardía. Llevó la mano a su boca, y la llenó de saliva. Luego continuó masturbándome.
    
    — Apurate que ya vamos a salir de la avenida —le advertí.
    
    — Apurate vos —retrucó ella. No obstante, empezó a masturbarme más frenéticamente.
    
    Puse toda mi atención en la carretera. Semejante pajeada me estaba desconcentrando sobremanera.
    
    — Dale, ya estoy listo —le avisé.
    
    Alexia miró a todas partes. Cuando corroboró que no había moros en la costa, se inclinó. Su boca succionó mi miembro. La lengua se frotaba con pasión en el glande. La eyaculación salió con potencia. Ale se quedó un rato, con el miembro todavía en la boca, mientras, lentamente, se tornaba fláccido. Yo escuchaba el ruido de su garganta mientras tragaba el semen. Después de un rato se irguió. Me dio un beso tierno en la mejilla. La miré de reojo durante un instante. Se limpiaba la boca con un pañuelo descartable, aunque no parecía haber quedado semen en ella. Luego, agarró otro pañuelo y limpió el semen que todavía brotaba de mi verga. Me levantó el bóxer y subió el cierre del pantalón.
    
    — Una señora en la vida, y una puta en la cama —dijo, para luego darme ...
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