Vecina con ganas de follar
Fecha: 08/01/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos
... acariciaba las tetas, por encima del liviano vestido. Tuve que levantarme para buscar la gamuza con que limpiar las gafas, al trasluz la porquería quitaba precisión del espectáculo, no quería perder ningún detalle.
A cuatro metros de mi ventana estaba sucediendo un espectáculo erótico de primera categoría. Permanecía totalmente estático, silencio absoluto, nada de movimientos que pudieran delatar mi presencia. No creía la situación, la visión de un espectáculo auténtico, real e íntimo. En un momento giró la cabeza hacia la ventana, viendo por primera vez su rostro. Era preciosa, guapísima a rabiar, recordaba la imaginería de las vírgenes sevillanas. Sinceramente muy guapa.
Con un gesto decidido se acomodó cambiando la postura, levantándose de la silla una miaja, justo para levantar su vestido hasta sus caderas, en ese gesto pude ver la braga de elegante encaje, su color verde botella. Comenzó acariciándose la cara interior de sus torteados muslos. Empleaba una técnica sosegada, apacible, alternando de una pierna a la otra. La lengua recorría el entorno de la boca, humedeciendo sus carnosos labios, sus ojos empezaban a dilatarse, otra luminosidad muy distinta. Desde la distancia no podía apreciar su color, pero eran negros ojos, firmes y verdaderos.
Con cierto gesto, intuyendo costumbre, los mojaba en la saliva y los llevaba al recóndito rincón, con el ánimo de lubricarlos. En gesto incontrolado cerraba los ojos, viendo como su nariz se hinchaba y la boca se ...
... entreabría, imaginaba sonidos guturales saliendo de manera incontrolada por la garganta.
Acelerando frenéticamente el ritmo de sus habilidosos y largos dedos, durante la particular coreografía de placer, alternaba los movimientos entre arriba, abajo y los circulares. Momentáneamente paró, su cuerpo convulsionaba descontroladamente, su cabeza se desplomó sobre la mesa de imitación a madera. Perezosamente sacó sus dedos de la ropa interior. Veía un hilito de sus fluidos que se distinguía a contraluz, desde la vulva a los dedos, jugando con la textura hasta su nariz, oliéndolos despacio, para seguir a su boca, con deleite los rechupeteo. En un momento levantándose de la silla, fue hacia la puerta. Abrió y a la vez apagando la luz de la estancia, una vez en el pequeño pasillo prendió una llamativa lampara de forja dorada. Desde el disimulado observatorio advertía una puerta al final del mismo.
Entendía que era su dormitorio, allí mismo se soltó el vestido, dejándolo caer a sus pies en forma displicente, para continuación bajarse la braga que dejo encima mismo del vestido colorista. Salió nuevamente al pasillo, esta vez con una camisa azul clarito con amplio pantalón corto del mismo color. Hizo recorrido visual para ver que todo estaba correcto.
Fin del espectáculo, me dieron ganas de gritar: ¡Todos queremos más! No me pareció adecuado en ese instante.
En la misma postura de sentado, incorporándome lo preciso, baje mis pantalones hasta los tobillos. Agarré de manera decidida la ...