1. Vecina con ganas de follar


    Fecha: 08/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: quemiedo, Fuente: CuentoRelatos

    ... dónde dejar una copia para casos de urgencia y verdadera necesidad. Coincidimos los dos con tener una segunda copia en un cajón de nuestro despacho. Pagando la consumición, nos levantamos y a la vez que ella escribía en su Apple un mensaje.
    
    -Te invitó a comer –dijo ella con decisión– en mi casa. Acabó de encargar una pizza margarita, y tendré en el frigorífico alguna pichorradica más, ¿Hace?
    
    - Dos condiciones pongo. La primera si tienes Tabasco o alguna salsa picante y la otra un vino aceptable.
    
    -A ninguna de las dos puedo contestarte afirmativamente –fue su contestación
    
    - Perfecto, mientras preparas la mesa voy a mi piso, me quito el traje de currante, y recojo las condiciones impuestas, ¿Okey?
    
    - Perfecto -contesto en plan resorte- también me pondré algo mas cómoda que la ropa de oficina.
    
    Me vestí con una amplia camisa azul Bilbao, y un vaquero. Visité la cocina y puse en mi bolso una botellita de Tabasco, y una botella de un crianza riojano, concretamente un Muga. Con cierto nerviosismo, abandonando el apartamento me presente en la puerta del suyo.
    
    Era evidente que se había peinado, había corregido el maquillaje, perfume agradable. Llevaba una camiseta con una estampación con la imagen de Santillana del Mar, totalmente pegada a su cuerpo, y una minifalda blanca, parecía una tenista de Roland Garros.
    
    -Que sorpresa –dije animadamente cuando abrió su puerta, obsequiándola con un par un besos en cada mejilla.
    
    Gesticuló cierto mohín agradable, un ...
    ... picaron abre y cierra de sus párpados. Inmediatamente sonó el timbre y por el interfono se oyó la voz firme del repartidor de las pizzas.
    
    - Si molesto me voy -dije para intentar crear un ambiente distendido, soltando a la vez los dos una risotada.
    
    En ese momento para recoger el dinero para pagar al repartidor, se agachó hasta un cajón, en el gesto observé con total detenimiento la redondez de sus nalgas, la marca de las diminutas bragas debajo de la faldita.
    
    -¿Tendrás descorchador, servilletas, cubiertos y vasos, no?
    
    - No me toques los cojones -fue se escueta contestación.
    
    Tuvimos una comida asombrosa, muy alegre, con grandes risotadas, comentarios chistosos, en proporción directa al vaciado de la botella.
    
    Con cierta candidez, con sonrisa insinuante, con su dedo índice entre los dientes abandonó la silla caminando con cierta provocación. Se acercó hasta la puerta de la cocina, puso una mano a cada lado del marco, con un brutal y sexy movimiento de cadera, su falda se deslizó por sus piernas hasta los tobillos.
    
    Mis ojos hicieron chiribitas, tuve cómicamente que frotármelos. Ante mi estaba su trasero, adornado con una preciosa braga blanca con un encaje delicado y transparente. Era un culo voluptuoso, con ganas de morderlo o comértelo, o perder la cabeza. Dándose la vuelta se mostró con toda la rotundidad el resto de la anatomía. No era necesario imaginarse nada, movió las curvas en su escorzo incitador, mostrándome su concluyente hechizo. Tras su ropa íntima ...