1. ¡Preña a mamá, hijo, preña a mamá!


    Fecha: 09/01/2025, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo:
    
    -Mete.
    
    Ricardo, magreando sus tetas, empujó y le metió el glande. Solo pudo meter el glande porque la mano cerrada de Caridad hizo tope y no dejó que entrara más. La volvió a sacar y siguió frotando su glande contra el frenillo y la corona. Así estuvo hasta que sintió que se corría sin remedio, en ese momento puso la polla en la entrada de la vagina, Ricardo, que también estaba a punto, empujó, y se la metió hasta las trancas. Caridad exclamó:
    
    -Me corro!
    
    Se corrieron juntos, ella entre convulsiones y a él temblando cómo un adolescente en su primera corrida.
    
    Al terminar le dijo Ricardo:
    
    -Así nunca me lo habían hecho.
    
    -Es que yo soy única.
    
    -A ver si te hicieron esto a ti.
    
    Sacó la polla, metió la cabeza entre sus piernas y comenzó a lamerle el coño, Caridad le dijo:
    
    -¡Joder que guarro eres!
    
    Ricardo le echó las manos al culo, la levantó y con los labios mojados con su leche y los jugos de la corrida le preguntó:
    
    -¿Sigo?
    
    Caridad le contestó echándole las manos a la cabeza y llevándole la boca a su coño. La lengua de Ricardo hizo maravilla es su coño y en su ojete hasta que Caridad le clavó las uñas en la espalda y dijo:
    
    -¡Me corro!
    
    Rebeca y el gigoló.
    
    Rebeca, una viuda en la cuarentena, morena, de estatura mediana y voluptuosa, estaba en la cama de un hotel con las manos esposadas a la espalda. Un gigoló treintañero, muy guapo, moreno, de complexión fuerte, lamiéndole el coño, le decía:
    
    -La corrida que me acabas de dar en ...
    ... la boca ha sido la más rica que he tragado.
    
    -Eso se lo dirás a todas.
    
    No le respondió, sacó la polla y se la puso en los labios, Rebeca abrió la boca y se la mamó. El gigoló le preguntó:
    
    -¿Quieres volver a correrte con otro anal o quieres correrte ya con el vaginal final?
    
    -Si hay tiempo, fóllame el culo otra vez.
    
    No quedaba tiempo para correrse primero con un anal y después con un vaginal. El gigoló se puso un condón, le echó lubricante, la puso a cuatro patas y luego le lamió el ojete, al tiempo que con las manos pringadas de lubricante le magrea las tetas. Al rato le metió la punta de la polla dentro del culo y le dijo:
    
    -Empuja.
    
    Rebeca no solo empujó, empujó, la metió, la sacó, la volvió a meter, la volvió a sacar... Se folló el culo, cuanto quiso, bueno, cuanto quiso, no, ya que cuando se iba a correr, el gigoló le quitó la polla del culo, sacó el condón, se la clavó en el coño y le dio a mazo. Rebeca, comenzando a correrse, le dijo:
    
    -¡Préñame, préñame!
    
    El gigoló le llenó el coño de leche pensando que lo de preñarla lo había dicho para excitarlo, pero la realidad era que Rebeca llevaba años queriendo tener otro hijo, concretamente una niña, pero con ninguno de los que había follado consiguiera quedar preñada.
    
    La discusión.
    
    Cuando Rebeca llegó a la sala de su chalet sintió gemidos en el piso de arriba. Fue a mirar que se cocía. Abrió la puerta de su habitación y vio a su hijo desnudo sobre la cama, comiéndole el coño a una joven. No quiso ...
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